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MIRANDO POR EL RETROVISOR

La “mocosa airada y radical” declarada persona del año

Los líderes de las principales potencias del mundo han estado muy enfadados con Greta Thunberg, quien a sus 16 años se ha convertido en un símbolo de la lucha contra los efectos negativos del cambio climático.

Y con razón, la adolescente, en mensajes claros, directos y contundentes les ha enrostrado su falta de compromiso para alcanzar un mundo más amigable para las presentes y futuras generaciones, incluidos los descendientes directos de esos jefes de Estado que han llegado hasta a burlarse de ella por el tono agresivo de sus mensajes, sin importarles que la activista padece Síndrome de Asperger, una de las variantes de los trastornos del espectro autista.

Luego de un discurso pronunciado por Thunberg en septiembre de este año ante los jefes de Estado y otros funcionarios gubernamentales reunidos en Nueva York para la Cumbre Climática de la ONU, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, declaró que la postura de la joven activista era “muy radical” y “contraria a las sociedades”.

Reaccionó ante la decisión de Thunberg y otros 15 niños de todo el mundo de presentar una demanda legal contra Argentina, Brasil, Francia, Alemania y Turquía, debido a su inacción ante el calentamiento global en violación de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño.

En la reciente Cumbre del Clima celebrada en Madrid, España, del 2 al 14 de diciembre, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a arremeter contra Thunberg, a quien dijo en tono irónico con un mensaje colgado en su cuenta de Twitter que debe trabajar en su problema de manejo de la ira, relajarse e ir a ver una buena película con un amigo o amiga.

Unos días antes, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, la llamó “mocosa” por sus críticas ante el aumento de la violencia contra los indígenas en la Amazonía, a raíz del asesinato de dos de ellos, porque estaban protegiendo el bosque de la deforestación ilegal.

Bolsonaro, un ultraderechista conocido por sus posiciones radicales, se sintió altamente sorprendido por el espacio que han estado dando los medios de comunicación “a una mocosa como ella”.

A cada una de esas arremetidas del liderazgo mundial y a los constantes bulos e insultos que recibe a través de las redes sociales, la posición de Greta ha sido insistir en que hay una respuesta insatisfactoria ante la crisis climática, provocada esencialmente por las emisiones de gases del efecto de invernadero que esas grandes potencias se resisten a reducir.

Thunberg, sin dudas, le ha puesto un sabor especial a las dos últimas cumbres del clima, tan caracterizadas por la retórica y la falta de compromiso del liderazgo mundial. Precisamente, en la cumbre de septiembre pasado, en Nueva York, les dijo en su cara “¡Cómo se atreven! Han robado mis sueños y mi infancia con sus palabras vacías!".

En la reciente de Madrid, acusó a los países ricos de engañar a las personas haciéndoles creer que están tomando medidas significativas contra el cambio climático.

Tengo un hijo que, a punto de cumplir 20 años y al igual que Thunberg, le diagnosticaron Síndrome de Asperger. Las personas con esta condición son muy centradas y apasionadas con las causas que asumen. Y aunque parezcan en algún momento agresivas –me consta- son incapaces de hacerle daño a nadie.

Las personas con este síndrome son extremadamente buenas en las habilidades que requieren usar la memoria, en matemáticas y ciencias. Mi hijo Juan Miguel, por ejemplo, con la fecha de nacimiento de una persona es capaz de calcularle la edad en pocos segundos. Y recientemente ganó un concurso de debates compitiendo con adolescentes “normales” que quizás no asumen con igual pasión aspectos vitales de su desarrollo.

Por eso no me sorprende que Greta Thunberg haya sido seleccionada por la revista Time como “Persona del año 2019”. La publicación estadounidense ha valorado que la joven activista sueca “ha logrado convertir una vaga preocupación sobre el planeta en un movimiento mundial que exige un cambio global”.

Si me proponen revertir la realidad de tener un hijo con Asperger, no lo dudaría ni un segundo para expresar “Jamás”.

Como tampoco cambiaría a Greta por presidentes y otros líderes mundiales que nada hacen para enfrentar la emergencia climática actual. Prefiero a la joven activista, con todo y su tono aparentemente agresivo, que según la revista Time, ha sonado la alarma sobre “la relación depredadora de la humanidad con el único hogar que tenemos, por llevar a un mundo fragmentado una voz que trasciende orígenes y fronteras”.

¡Enhorabuena Greta!

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