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EL BULEVAR DE LA VIDA

Debates

Y entonces, cuando andaba medio país decepcionado de la política y los partidos, aparece un David renunciante, rompiendo paradigmas, subiendo el listón de las aspiraciones y modernizando con su ejemplo la definición de eso de “ser político”.

Y es que no todos los días un funcionario rechaza continuar en el cargo que con suma facilidad iba a mantener, después de haber presentado las mejores credenciales que inauguró al solicitar al PNUD que se encargara de transparentar las compras y los contratos del cabildo que, junto con lo de la recogida de la basura, han sido las tradicionales fuentes de corrupción en los cabildos del país.

La renuncia de David Collado a repostularse es un bien en cascada, pues abre las puertas a la joven y dama, Carolina Mejía, piquito de oro, combativa pero educada, que no va a rehuir debatir sus propuestas con el otro joven político y su natural adversario, Domingo Contreras, quien desde hace años se prepara para el combate con argumentos, que es el único remedio contra los insultos que, como se sabe, sólo surgen cuando se han perdido las ideas o, lo que es peor, cuando nunca se han tenido.

El debate entre Carolina y Domingo lo anuncia uno sin consultarlos, convencido de que no me harán quedar mal.

Lo mismo digo del amigo Rafael Paz y la sobrina Faride Raful, dueños de discursos inteligentes y modernos, y con propuestas para todos los gustos. Hagan sus apuestas.

Si los señores candidatos presidenciales, Fernández, Gonzalo o Abinader por sentirse superiores o por temor al adversario; por carecer de ideas o por incapacidad para exponerlas, (o por todas las anteriores) se niegan a debatir... pues allá ellos.

Pero deberían saber que estos jóvenes políticos les harán quedar muy mal ante los votantes que, puede que hasta se lo tomen en cuenta a la hora del sufragio que, al fin, mirando como anda el mundo, desde Hong Kong a París pasando por Chile, ya, hasta el futuro de tan viejo fue ayer.

Cada día será más difícil para los candidatos rehuir el debate. ¡Y qué bueno! Hablo de unos debates que debemos impulsar hasta convertirlos en parte de nuestra cultura política.

Al fin, no debería representar a nadie en nada quien no es capaz de algo tan elemental como enfrentar/confrontar sus ideas y propuestas con las de sus adversarios.

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