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PEREGRINANDO A CAMPO TRAVIESA

¿Qué significa eso de “pecado”?

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Manuel Pablo Maza Miquel, S.J.Santo Domingo

Muchos consideran que no existe eso que llamamos “pecado. Dan por sentado que, el bien y el mal son palabras carentes de realidad. Para muchos, bueno es lo que a mí me convenga. Razonan así: tengo derecho a encarecer esta medicina que, con un precio más accesible pudiera salvar miles o millones de vidas, pues es algo que me conviene. Los caníbales elegantes justifican la falta de solidaridad, la violencia, la egolatría, la trivialización de la sexualidad, la comercialización de la fidelidad interpersonal y la manipulación de la verdad.

Queremos explicar qué quiere decir la tradición judeo cristiana cuando afirma que todos somos responsables de la situación que vivimos que todos necesitamos ser salvos. Resumamos la convicción de los diversos autores bíblicos con las palabras del salmo: “No hay quien haga el bien; se asoma Yahvé desde los cielos hacia los hijos de Adán, por ver si hay un sensato, alguien que busque a Dios” (Sal 14,1-3).

Los autores bíblicos no solo señalan que los seres humanos cometemos actos faltos de amor y responsabilidad, sino que apuntan a “una suerte de predisposición psicológica, cuasi connatural, hondamente arraigada en la médula misma (en el corazón) de lo humano, que obstaculiza el normal desenvolvimiento religioso.” Esa predisposición es antigua y profunda. En palabras del autor sagrado: “mira que en culpa nací, pecador me concibió mi madre” (Salmo 51, 7). Jeremías llega a afirmar: “El corazón es lo más retorcido; no tiene arreglo” (17,9). Para poder ser amigos del Señor, Ezequiel habla de un “corazón nuevo” y el Salmista aspira a ser renovado por dentro “crea en mí, oh Dios, un corazón puro” (Salmo 51,12).

Ni siquiera los personajes más venerables: Abraham, Jacob, Moisés se libran del pecado. Una y otra vez, al hablar del ser humano el Antiguo Testamento lo señala como aquél que rompe las relaciones interpersonales y la alianza con Dios. La maldad humana tiene como resultado que aquél que fue creado a imagen de Dios, huye de Dios. El ser humano fue creado para una vida llevada a plenitud por la amistad con Dios. Pero desde que el mundo es mundo, los seres humanos, en lugar de estrechar como criaturas la mano que Dios les ofrece, han pretendido ser dioses disponiendo del bien y del mal.

El autor es Profesor Asociado de la PUCMM

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