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PASADO Y PRESENTE

Los retratos de los Padres de la Patria

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JUAN DANIEL BALCÁCERSanto Domingo

Las coincidencias entre esos inmensos prohombres de nuestra historia republicana son verdaderamente asombrosas. Su inquebrantable amistad comenzó cuando apenas eran unos mozalbetes. El amor por la redención política de su pueblo los unió en torno de una misma agrupación, La Trinitaria, cuyo único propósito fue proclamar un Estado nación libre y soberano con el nombre de República Dominicana. Tras la independencia nacional, los tres, junto con otros no menos valientes patriotas, combatieron a Santana, a Bobadilla y al cónsul francés Saint Denys. Los tres dirigieron el “coup d’Etat” del 9 de junio; los tres formaron parte del efímero gobierno trinitario, que gobernó entre junio 10 y julio 12 de 1844; los tres fueron tenazmente perseguidos, apresados entre julio y agosto, aherrojados en las mazmorras de la Torre del Homenaje, luego declarados traidores a la Patria y finalmente deportados del país a perpetuidad. Al cabo de casi cuatro lustros, ellos tres, que hicieron “sacrificios de todo género para librar al país de la dominación haitiana”, según Emiliano Tejera, de nuevo coincidieron en su amada tierra, esta vez luchando para restaurar la República, que había sido aniquilada consecuencia de la anexión a España en 1861. De Sánchez, sabemos que se inmoló en San Juan, en 1861; Mella murió en 1864, en plena guerra restauradora, con su frente coronada por los laureles de la victoria y su cuerpo cubierto por la gloriosa bandera tricolor de Febrero; y Duarte, el apóstol de la idea redentora, una vez en Santiago, ofreció su nívea y refulgente espada al servicio del gobierno restaurador.

Por haber luchado a favor de la independencia nacional, primero, y por la restauración de la República mancillada, después, tan insignes patriotas recibieron de la posteridad agradecida la más alta y sagrada categoría heroica que conceden los pueblos a sus hijos venerables: la de Padres Fundadores de la Patria. Sin embargo, fueron más los sinsabores experimentados, que las satisfacciones recibidas en vida. Transcurridos cincuenta años después de su magna obra política, fue cuando se les comenzó a rendir justo y merecido tributo por sus eminentes servicios prestados a la libertad e independencia de su pueblo. Son tantas y tan asombrosas las coincidencias entre ellos, que hasta en el plano iconográfico tuvieron similar suerte, pues de cada uno de ellos solo conservamos una fotografía. Continuaré con el tema.

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