Navidad en clave política

Noviembre se torna un mes singular. Inició con dos fechas rituales: Día de todos los Santos y Día de los Fieles Difuntos, que llamamos también “finados”. En un giro rápido, se interna entre bombillitos multicolores y charamicos en anticipación navideña, en la que se olvida que es el cumpleaños de Jesús.

En el comercial giro que se le da a la fecha, se contraen alegremente deudas, porque “la regalía viene por ahí”.

Este paisaje prenavideño, cada vez menos bíblico, está rodeado este año de un inusual ambiente de tormenta, que se anunció estrepitosamente con el rayo que dividió en dos al PLD. La política, que en nuestro país tiene característica de deporte prioritario, todos opinan sobre ella, algunos apuestan al que creen puede recompensarles desde el poder, se ha tornado en este fin de año del 2019 en un ciclón, con vientos que cambian sorpresivamente, y que amenazan debilitar aún más la democracia en nuestro país.

La fractura del PLD ha creado un inesperado tripartidismo, o más bien, tres frentes de partidos, para las elecciones del 2020.

El PRM, en el que soy dirigente, es el posible ganador de las elecciones, favorecido por ese fraccionamiento que reduce, obviamente, las posibilidades del PLD.

Si Leonel Fernández logra ser candidato, resta al PLD oficial parte de sus votos. Además, sumará los que, pocos o muchos, le aportarían los partidos que lo apoyan.

Varios de esos partidos estaban ya negociando con el PRM una concertación para presentar juntos candidatos a nivel local, no se había incluido la Presidencia de la República, puesto que tenemos ya un candidato proclamado, Luis Abinader, el mejor.

Esas negociaciones facilitan acuerdos, en base, por supuesto, a propuestas de acciones comunes tomando como eje fundamental el adecentamiento del país.

Si, por interpretaciones de las leyes 33-18 y 15-19, se impide a Leonel ser candidato, el descontento y la rebeldía se ahondará en las filas del leonelismo y de sus aliados, y es valedero pensar que esos votos de rechazo al PLD oficial y a su candidato se depositarán a favor de Luis Abinader, que representa, y ellos lo saben, porque viven aquí y son dominicanos, el Cambio, no de caras y de nombres, sino de visión, misión y propósito en el estilo de gobernar esta nación, que ya no resiste más el exacerbado modelo neoliberal del “toma y daca”.

Y como Danilo y Gonzalo son una sola cosa, la reeleccion vestida de pobres ideas y camisa de manga corta, quienes impidieron la reelección de Danilo Medina, apoyarán ese cambio.

Mientras montaba mi árbol de navidad y el Pesebre, medité. ¡Qué buen regalo adelantado me han enviado los reyes, esta hipótesis esperanzadora, que alegrará también a los luchadores que hacen causa común conmigo para cambiar el vergonzoso y desacreditado gobierno que tenemos por otro justo, democrático, decente!

Si esta navidad enclave política se convierte en nuestro país en lo que debe ser, el nacimiento radiante de un Jesús que vino a salvarnos y a enseñar amor y justicia, se habrá desterrado, por lo menos la parodia comercializada y desnaturalizada de unas pascuas en la que los de arriba creen cumplir con su conciencia con dádivas que luego cobran con sufragios.