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EN RELEVO

Muchas gracias profesor… ¡E’pa’trá que vamos…!

Quien examina los acontecimientos políticos con u n mí n imo de objetividad, admite que el voto automatizado implementado por la Junta Central Electoral en las primarias del pasado 6 de octubre, probó ser un método eficiente, ágil y transparente para el voto, el escrutinio y la transmisión de datos. De hecho, las críticas de los observadores van referidas a la compra de votos y al uso de recursos públicos, no al sistema de votación.

Fueron instaladas 7,37 2mesas que operaron con absoluta normalidad. No se registraron incidentes mayores. Y concluidas las votaciones se cumplieron los procedimientos, los delegados recibieron las actas con los resultados y no se produjo una sola impugnación.

El cotejo manual del 20 por ciento de las mesas, seleccionando de manera aleatoria y a modo de auditoría, arrojó un acierto del cien por ciento, lo mismo que la posterior verificación de todas las boletas a nivel presidencial de uno de los partidos.

Más de once mil candidatos acudieron a las primarias.

Algunos perdieron la nominación por un puñado de votos y hasta hubo 54 empates que se decidieron mediante un sorteo. Y nadie se quejó, salvo uno que denuncia fraude sin pruebas y cambia constantemente la versión de los hechos.

De todas formas se entiende que este sistema puede mejorar, tanto en los aspectos logísticos y de montaje, como en el proceso de gestión de las mesas y la transmisión de la información y como está se ofrece al público.

Y por supuesto, de implementarse en las próximas elecciones, habría que fortalecer la formación de los miembros de los colegios y desarrollar una intensa campaña de educación para el voto.

Pero no se va a poder… Tendremos que desechar nuevamente cientos de millones de pesos invertidos en equipos, y olvidarnos de utilizar las tecnologías de la información y la comunicación en nuestro sistema electoral.

Estamos obligados a restablecer el sistema de voto y escrutinio manual, y quien sabe si hasta contar las actas utilizando sumadoras de colmado.

Estamos compelidos a regresar a procedimientos que se entendían superados.

A las garatas durante el escrutinio y al “acta mata voto”; a los miembros de mesas haciendo largas filas para entregar las valijas electorales custodiados por delegados y militares; a las tensiones hijas del ostracismo, con boletines misteriosos y encuestas boca de urna apócrifas e imaginarias… Y para que la involución sea completa, rescatemos de paso la “Voz de la JCE” como cadena obligatoria de radio y televisión.

Ahora bien, la sociedad dominicana no debe agradecer esta “marcha atrás” a los equipos o las tecnologías, menos aún a los miembros y directivos del órgano electoral… A quien debemos el retroceso que se avecina es a un aspirante quejoso, que para justificar su derrota y fuga del partido que ya no lideraba, necesitaba construir un relato e identificar un villano. Un chivo expiatorio con el cual intentar fabricar una crisis política en procura de forzar salidas políticas a un impedimento jurídico.

Y entre algoritmos, indios, incendios, llaves criptográficas y otros inventos… frustra el voto automatizado y el avance que representa.

Muchas gracias profesor… ¡E’pa’trá que vamos…!

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