La primera Bandera Nacional

Después que circuló el Manifiesto del 16 de enero de 1844, en el que los dominicanos daban cuenta de las causas por las que decidieron separarse de Haití y constituirse en un Estado libre y soberano, los trinitarios, con Sánchez, Vicente Celestino y Mella a la cabeza (en vista de que Duarte, Pérez y Pina, se hallaban en el exilio desde julio de 1843), se vieron precisados a adelantar el pronunciamiento para el martes 27 de febrero de ese año, a fin de evitar que el sector conservador se les adelantara y trastornara sus planes. Por tanto, hubo que actuar apresuradamente y, tras ultimar los pormenores del golpe revolucionario, se dice que apenas momentos antes del épico trabucazo de Mella, las señoritas María de Jesús Pina y Concepción Bona, en casa de la primera -próxima a la Puerta del Conde-, tomaron una bandera haitiana y le bordaron una cruz blanca en el centro.

Se recordará que la Constituyente de 1816 varió la forma de la bandera de Haití a dos franjas horizontalizadas, una superior, azul, y otra inferior de color rojo. Partiendo de esa realidad, Duarte concibió el pabellón nacional integrado por “cuartos encarnados y azules, atravesado con una cruz blanca,Ö con su correspondiente Escudo de Armas”. Sin embargo, durante los primeros meses de vida republicana, debido principalmente a la guerra dominico-haitiana, no fue posible agregarle el Escudo a nuestra bandera. Un informe de un ciudadano haitiano, Celigny Ardouin, del 29 de abril de 1844, refiere que en la bahía de Ocoa las tropas haitianas encontraron “dos corsarios que llevaban una bandera dominicana (la bandera haitiana atravesada por una cruz blanca)Ö” Otro testimonio de Dorveles Dorval, un soldado del ejército invasor, afirma que: “el 27 de febrero fue saludado por una nueva bandera de color azul y rojo atravesados por una gran cruz blanca. Esta bandera nacional se enarboló primero sobre las torres de las murallas de Santo Domingo y bien pronto sombreó todo el territorio nacional”. Ambos documentos se refieren a la primera bandera dominicana que, al amanecer del 28 de febrero, Francisco del Rosario Sánchez tuvo la gloria de ondear sobre el Baluarte y que, debido a la premura con que se elaboró, ni fueron alternados sus cuarteles ni mucho menos fue posible colocarle el correspondiente Escudo en el centro.