Advertirlo no basta

La pasada semana, la tragedia llegó envuelta en ámbar a la humilde comunidad de Las Siete Cañadas, provincia Hato Mayor.

Hechos similares se han producido en esa misma zona del país y también en la provincia Barahona. Dominicanos que se arriesgan en busca de un medio para sobrevivir y mueren atrapados debajo de la tierra. Escogen este peligroso medio de vida para obtener unos pesos y llevar la alimentación a su familia. Es peligrosa la actividad y ellos lo saben. También lo saben las autoridades, pero no hay empleos para ellos y tampoco quien los ayude a mejorar los mecanismos para perfeccionar la búsqueda del ámbar y correr menos peligro dentro de la rústica mina.

Pero, las autoridades del Ministerio de Energía y Minas ya "cumplieron" con las familias de las víctimas de la tragedia de Las Siete Cañadas y con los ciudadanos que seguirán buscando esa piedra para sobrevivir. Así es. Energía y Minas se lavó las manos porque "ya le había advertido a esos obreros el peligro que corrían realizando esa práctica". ¿Así de simple? El compromiso de esa dependencia es, si allí hay peligro, no solo advertirlo, debe tomar medidas estrictas para preservar vidas.

Desligarse de la tragedia alegando que lo había advertido no exime a ese ministerio de su culpa. Es una irresponsabilidad que de continuar, seguirá dejando su rastro de sangre y lágrimas entre mineros improvisados, que buscan allí un medio de vivir honradamente.