Evidencias del redimido

El apóstol Juan presenta tres evidencias básicas de la salvación auténtica: creer, amar y obedecer. Cuando creemos en Jesucristo, el Espíritu Santo obra un cambio en nuestros corazones; cambia el poder de Satanás por el poder de Dios. Nos insta a manifestar buena voluntad para con los hombres, en particular hacia los hermanos, tras otorgarnos corazones de los que van a Dios y al cielo.

“Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado. Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado” (1 Juan 3:23-24).

El creyente anhela paz con Dios. Renuncia a todo lo del mundo por ella. Ningún provecho, placer o preferencia es mejor que seguir a Cristo. Su salvación del alma se basa en la certeza de la presencia divina en su ser, esto es, el Espíritu Santo.