La Amistad

Una de las mayores necesidades que podemos tener en la vida es la de gozar de una Amistad sincera. En ese sentido encontramos en el Eclesiástico (6. 14-17) que un amigo fiel es una protección segura y no tiene precio; el que lo encuentra ha encontrado un tesoro.

Es un axioma, que los amigos verdaderos son aquellos que comparten con nosotros la felicidad cuando se les ruega y la desgracia sin ser llamados. Esto lleva a considerar aquello, de que no se puede poner a un amigo en la disyuntiva de tener que elegir entre una amistad y un cargo.

Por tanto, si bien la amistad añade al bienestar cierto fulgor y hace más llevadero el infortunio no siempre llena las expectativas esperadas puesto que esta pide además de una eventual muestra de afecto, una consideración, reconocimiento y respeto que haga honor a la autenticidad y sinceridad prometida.

Por lo anterior hay que tener cuidado a quien llamamos amigo porque solo la franqueza, la generosidad y la aceptación hacen posible que una relación de amistad madure y perdure.