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CONSULTORIO DE COMUNICACIÓN POLITICA

Discurso, emociones y autenticidad

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Freddy Ortiz PujolsSanto Domingo

Para nadie es un secreto que cada vez que los ciudadanos escuchan la palabra “político”, les causa cierto dejo de antipatía, repugnancia y en muchos casos molestia, porque la asocian a corrupción, clientelismo, impunidad y soberbia.

Es por tal razón que la nueva sociedad ve con buenos ojos aquellos que practican la honestidad, transparencia y humildad, pero no solo a través de sus discursos, sino que son abanderados de esos valores con sus acciones. Como dice el refrán: “las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra”.

Ya no tienen cabida en la sociedad de hoy, los discursos grandilocuentes, carentes de emociones, que aburren a la gente, pero sobre todo que estén cargados de mentiras, disfrazadas de sofismas y retóricas.

La mentira tiene patas cortas especialmente en estos tiempos, cuando todo queda registrado en las redes sociales e internet y que es desenmascarada en un santiamén, por eso es necesario ser honestos.

Los políticos no están obligados a resolver sus problemas, si no están a su alcance, pero al menos deben intentarlo y si eso no es posible, explicarlo.

Cuando no se puede solucionar un problema de manera inmediata, es recomendable explicar a los ciudadanos que el asunto le preocupa al político, que está trabajando para remediarlo y que va a lograr que exista una solución dentro de un tiempo razonable, pero no dejar que duerma el sueño eterno.

Las personas de hoy no buscan ídolos a los que venerar, sino políticos que les escuchen, le resuelvan o al menos le brinden algún tipo de satisfacción.

Pero a través de soluciones concretas y realizables, no alimentar la ilusión de las personas con el único interés de ganar su favor político. A esto se le conoce comúnmente como demagogia.

El “buen político” de hoy, es totalmente contrario a eso, es el que abraza causas sociales por las que luchar por su comunidad o país, no aquellos que se dedican a crear falsas expectativas a través de discursos artificiales y frases prefabricadas.

Para que el político logre la simpatía del electorado, más allá de que tenga buenas o malas propuestas, debe conquistar el corazón de sus electores, comunicando con claridad y sinceridad, desarrollando la capacidad de escucha activa y de utilizar herramientas modernas para comunicar sus ideas.

Los políticos que se presentan como una alternativa a la viaje política, tienen mayores posibilidades de éxitos, porque detestan las diatribas, ataques personales, ya que la gente está cansada del ego de políticos que quiere competir para demostrar cuál es el más inteligente. Buscan que sean auténticos, y coherentes al hacer lo que predican.

En síntesis, a los nuevos electores no les interesan esas disputas ni peleas, sino aquellos que apelan a la decencia y el respeto, transmitiendo propuestas de valor y viables. Nos leemos el próximo lunes…

El autor tiene un máster en Asesoramiento de Imagen y Consultoría Política en la Universidad Camilo José Cela de España.

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