Renuncia o dimisión

No es fácil librarse de gente que no discierne entre el tiempo dedicado a sembrar una humildad simulada y el que verdaderamente han consagrado a esconder sus más oscuras perversiones.

En efecto, la trascendencia de una decisión a considerar como opción entre la renuncia y la dimisión, cuando se trata de querer pactar con personas cuyas flaquezas ponen en entredicho su falta de conciencia y escasa personalidad, constituye todo un ejercicio de tolerar conscientemente el daño moral que se infringe a la institucionalidad, cuando se quieren atropellar los valores que deben prevalecer en todo cuerpo social.

De esta manera, renunciar o dimitir, he ahí el dilema. Por su parte, la renuncia aplicada con paciencia y decisión busca alcanzar las metas propuestas. En cambio, la dimisión tiene una mayor significación, porque esta se fundamenta en una causa justificada que requiere de un momento de serenidad, porque ya no se puede seguir permaneciendo indiferente frente al irrespeto de las normas que se quieren aplicar de forma “medalaganaria”.