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EL BULEVAR DE LA VIDA

Que la Magdalena nos guíe

Pocas veces como en los últimos años se había respirado en el país un ambiente político tan raro e indefinido. Hoy, nuestra política parece un cambalache porteño donde, como en el tango, “todo es igual, nada es mejor...”. Y hay preocupantes evidencias.

Por tener, tenemos a un PRD que, a 13 meses de las presidenciales, andaba anunciando incompresibles apoyos presidenciales a la posible candidatura de uno de los líderes de otro partido; mientras el PRSC se estudia la posibilidad de llevar como candidato presidencial al dirigente de otra organización, el actual alcalde David Collado, uno de los tres perremeístas mejor valorados ante el electorado. Pero hay más.

La FNP, estando en la oposición, ni habla ni promueve a sus propios candidatos presidenciales sino la precandidatura interna de un dirigente (y presidente) del partido en el gobierno. Pero esto no termina aquí, “que estamos locos, Lucas”. El PRM, líder de la oposición y lógica alternativa al PLD, busca en estos momentos la manera menos indecorosa de explicarnos que, a pesar de aquella marcha frente al Congreso, apoyará una modificación constitucional que, entre otros asuntos, habilitará como candidato presidencial al principal líder y hoy jefe del Estado, joder, con lo que eso de “jefe de Estado” representa para una candidatura presidencial, y a Leonel e Hipólito me remito. ¿Por qué habilitar a quien podría ser su verdugo en 2024? Ay, que, en política, cuatro años son un segundo.

Si algo faltaba para completar el escenario, el gobernante PLD vive su peor momento, con un secretario general y otros miembros de su Comité Político denunciando -con indignación a lo Marcha Verde-, el supuesto favoritismo del Poder Ejecutivo hacia uno de los aspirantes a la candidatura presidencial, con lo que, desde el propio partido gobernante se les están regalando a la oposición los argumentos para no aceptar una posible derrota en las próximas elecciones.

Es así como el país político, ya sin principios ni finales, sin ideología, utopía ni fe, rueda inexorable hacia las alcantarillas de la historia. Al fin, aquí ya no existe lucha de clases sino de clanes, insaciables grupos corporativos financiadores en procesión tras las mieles del presupuesto nacional.

Entonces, a este paso y con Dios de vacaciones, que la María Magdalena de todos sus amores, nos guíe. Amén.

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