A 25 años de Ruanda (1 de 2)

Se han cumplido 25 años del llamado “Genocidio de Ruanda”. Este país, ubicado en el África Central Oriental, con fronteras con la República Democrática del Congo (Antigua Zaire), Uganda, Burundi y Tanzania, sufrió uno de los peores genocidios de la humanidad, casi comparado con la Alemania nazi. El conflicto armado duró desde abril 1990 hasta julio de 1994, cuando las fuerzas del Frente Patriótico Ruandés, de la étnica de los Tutsi (minoría 15%) desplazaron al gobierno dominado por los Hutus, en el poder desde 1973. El clímax de la situación se produjo cuando el 6 de abril de 1994, el avión del presidente Juvénal Habyarimana, de la etnia Hutu (mayoritaria 80%) fue derribado mientras se aproximaba a la capital Kigali. En el aparato también viajaba el presidente de Burundi, Ciprien Ntaryamira, y miembros del gabinete de ambos países; todos sus ocupantes fallecieron. Este acontecimiento desató la mayor matanza que recuerda la historia moderna, donde murieron más de 800,000 Tutsis, el 75% de la población de esa raza o el 11% de la población total de Ruanda, según el censo de 1991.

En solo tres meses, las fuerzas controladas por los Hutus, lanzaron una ofensiva de tierra arrasada contra las personas de origen Tutsi. Desde la ocupación belga en 1916, los Tutsis se convirtieron en favoritos de los colonizadores europeos, donde se les proveía educación y ocupaban los mejores puestos administrativos del gobierno colonial. Los Hutus eran discriminados y su ascenso social estaba limitado. Los conflictos internos no pararon, a pesar que el presidente Habyarimana, intentó hacer reformas políticas que permitieran un clima de convivencia entre las facciones encontradas.

Ruanda produce té, café y minería. El turismo es el principal generador de divisas. El país es percibido internacionalmente como un destino seguro, a pesar del genocidio. Transparencia Internacional en 2014, clasificó a Ruanda en el lugar 55 de 175 naciones democráticamente limpias.