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PENSANDO

Con vergüenza

¿Qué les decimos a nuestros hijos sobre este escándalo de narcotráfico en el país? ¿La inseguridad ciudadana está en las calles o en la complicidad de los que protegen a estos delincuentes? Esta complicidad estimula el dinero sucio, la ostentación, la prostitución y el irrespeto a la familia dominicana, que busca honradamente aportar con formación buenos ciudadanos a la sociedad. Exclamamos a Dios con dolor al ver cómo los nuevos paradigmas de la inmoralidad gozan de la más permisiva libertad que otorga la impunidad. Pensar en nuestros hijos y nietos es la mayor razón para avergonzarnos, ante la indiferencia que hemos asumido con la indolencia de dar la espalda a los sacrosantos intereses de la familia. Qué vergüenza frente a nosotros mismos, cuando acudimos hipócritamente a los organismos internacionales de seguridad para justificar nuestra responsabilidad social de preservar la salud física, mental y moral de las generaciones futuras. ¿Cómo pensar en un futuro promisorio, renunciando a la estabilidad de nuestras familias? Me inclino frente al legado y entrega de Duarte, Luperón, Caamaño, Manolo, Amín y otros dominicanos que dieron sus vidas por una nación digna.

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