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EN SALUD, ARTE Y SOCIEDAD

Dengue, leptospirosis, cabildos y aseo público

La guía sobre brotes epidémicos del Centro de Control de Enfermedades de los Estados Unidos (CCD, por sus siglas en inglés), con la cual instruyen a la ciudadanía desde las escuelas y temprana edad, establece cómo detectan la aparición de brotes.

Según tal documento, las autoridades de salud los descubren por la notificación directa de uno o más médicos que hayan atendido un número de casos superior a los regulares o del período inmediatamente anterior; o a través del sistema de vigilancia epidemiológica, en nuestro caso la Dirección General de Epidemiología (DigepiSalud) y sus alertas tempranas, eficientes en 91%.

Agrega que: “Existe un brote o una epidemia cuando hay más casos de una enfermedad particular de lo esperado en un área determinada, o entre un grupo específico de personas, durante un período de tiempo particular”. Bajo esta noción, las enfermedades transmitidas por mosquitos, aguas o zoonosis, ¿serían brotes o epidemias en el país, por su carácter endémico y tozuda persistencia? ¿Y las mortalidades materna e infantil?

Estas enfermedades impiden a la República Dominicana presentar una hoja de afecciones de obligada notificación limpia de adversidades.

Los CCD afirman: “En 1989, una epidemia nacional de una enfermedad grave, el síndrome de eosinofilia-mialgia (EMS), se detectó por primera vez cuando un médico en Nuevo México llamó a un consultor en Minnesota y se dio cuenta de que, juntos, habían visto a tres pacientes con síntomas inusuales”.

¡Tres pacientes en una población entonces aproximada a 226.4 millones de habitantes! Hasta el 27 de julio del 2019 (boletín semanal 30 de DigepiSalud), registrábamos 6,383 casos de dengue, en cuya etiología se deben incluir factores determinantes de tipo económico-sociales, educativos-culturales y de servicios públicos.

En conjunto prevenibles (contraídas por infección) y con mortalidad evitable, totalizaron 7,144 casos en los 157 días transcurridos hasta entonces, promediando 45.5/día, causando 50 muertes, para atribuir una tasa de letalidad a las enfermedades infecciosas en RD de 0.32, una cifra alarmante. A ella, sólo la leptospirosis acreditó 0.17, más de la mitad (53.13%).

Basados en esto, reiteramos: el drama del sistema de salud del país está en las mortalidades infantiles y maternas, la leptospirosis, cuya letalidad del período fue 81.68 veces más que la del dengue, pese a estar por debajo de la tosferina, con letalidad de 194.25 veces superior a la del dengue y 2.4 veces más mortífera que la leptospirosis.

Esta situación de salud la originan causales externas a un sistema cuyo órgano rector controla la calidad del agua, mas no el suministro ni el desarrollo del sistema de drenaje: corresponden a otras instancias. Igualmente el aseo y el ornato públicos.

En el precitado documento comprobamos la alta sensibilidad del CCD estadounidense ante el número de casos. ¡Imaginémoslo si incrementa el número de muertes!¿No es para pensar que los ayuntamientos están siendo humanamente insensibles e institucionalmente irresponsables ante los problemas de salud que sus ineficiencias producen a las comunidades? ¿Y los responsables del desarrollo de sistemas de drenaje y suministro de agua?

50 muertes por Cólera, Dengue, Malaria, Leptospirosis, Tétanos, Tos Ferina y Enfermedad Meningocócica. E ahí el resultado de tanta insensibilidad humana de tan ilegítima ineficiencia.

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