Ver, juzgar y actuar

Doy fe, que el método de ver, juzgar y actuar, además de acompañarme en las distintas etapas de mi formación cristiana, ha servido para emitir un juicio crítico sobre mi propia historia y coincidentemente no perder la esperanza para continuar caminando hacia delante, sin mirar atrás las faltas cometidas. La primera vez que escuché de este método fue a mi hermano José Joaquín con Acción Católica, luego con el P. Fernando de Arango, que reorganizó aquí la Juventud Obrera Católica (JOC); después con la Juventud Estudiantil Católica (JEC) y finalmente, con el Movimiento de Cursillos de Cristiandad (MCC).

El método tiene que ver con una revisión de vida que algunos, al no conocerlo, se concentran en ver las faltas ajenas “conductuales” de otros, sin ver las propias. Esto se ilustra con ejemplos sencillos, como es el caso de una persona casada que su infidelidad o engaño lo lleva a ofrecerse como un toro semental en lugares públicos, o se vale de cargos públicos para exigir compensaciones dinerarias. En este método, el ver, pretende analizar el comportamiento para descubrir dónde está la causa que origina el problema. El juzgar, se centra en la revisión de vida, para hacerse una idea objetiva del problema y su causa, para tomar posición sobre el hecho analizado. El actuar, que conduce a determinar las actitudes asumidas que se deben cambiar y los criterios de juicios que deben ser transformados.