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ORLANDO DICE

De a puro dolor

Leonel Fernández no desestimó puya para descalificar a Danilo Medina en sus posibles afanes de reformar la Constitución y procurarse un nuevo mandato.

El discurso de Danilo Medina del pasado lunes no olvidó ni perdonó esas reales ofensas y en sus primeros párrafos destiló puro dolor.

“Öla campaña contra mi persona y contra el gobierno era injustificada y estaba fuera de todo sentido de proporción y justicia”.

“Öla agresividad verbal, lejos de aminorar, se incrementó de una manera despiadada, irrespetuosa y desconsiderada”.

“Öse pusieron en marcha diferentes campañas de desinformación y descrédito”.

Acopiadas de atrás hacia adelante estas citas no cambian el ánimo perturbado de ser víctima de un sector minoritario desaprensivo y desaforado.

Los términos hablan por sí mismos: “desinformación, descrédito, agresividad verbal, despiadada, irrespetuosa, desconsiderada, injustificadaÖ”.

La cuestión es clara.

Que en un discurso a la nación el jefe de Estado no disimule el bochorno que le ocasiona un compañero de partido, hace evidente el rencor.

Un rencor que no puede quedarse en la trastienda, sino ponerse delante, pues el oprobio político puede pasarse por alto, pero no cuando afecta a la persona y sobre todo el legado como gobernante.

Fernández no responde (por lo menos al momento de escribir estas notas), pero de seguro tiene que estar evaluando la situación.

El guapo del solar tiene que seguir siendo guapo, pero saber que el señor que ofendió va a cobrar la afrenta de las maneras que pueda, y difícilmente la Constitución de la cara en su defensa o favor.

La lucha fue desigual cuando era la Constitución contra la Reelección, pero también será desigual ahora que se enfrentan las dos principales facciones del PLD.

El leonelismo versus el danilismo.

Nadie duda que la habilitación se dará en cualquier momento, y solo basta ver cómo reaparece en una propuesta de los reformistas.

Cada sector haciendo su juego en una situación política de casino.

Aunque se piensa que el peor daño que Medina le puede hacer al país es dejar a Fernández como presidente. Como creen los botánicos, el árbol macho no pare.

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