Mediocridad y vulgaridad

Una expresión de Juan Jacobo Rousseau permite introducir este tema al afirmar que los insultos son las razones de los que no tienen razón. Y esta actitud es la que hoy se repite en los distintos escenarios en que participamos los dominicanos, como el tránsito, las escuelas, los medios de comunicación, la política, el deporte, entre otros.

Es de gente mediocre recurrir a groserías e improperios para descalificar a otros, defenderse de una acusación o mantenerse firme en una decisión tomada con responsabilidad. Por tanto, la mediocridad es una afección que transita en el comportamiento humano sin dolores y apenas con síntomas visibles. De ahí, que los mediocres no se inmutan y aparentemente viven felices porque se toman la vida de mofa, sin darle sentido a nada y consumiendo en forma estúpida su existencia.Para salir de la vulgaridad hay que descubrir el arte de vivir y hacer un esfuerzo para salir de la chabacanería en que estamos instalados, tratando de jamás regresar a ella de nuevo. Para lograrlo hay que ir llenando la vida apartándonos de la turbamulta permisiva y adocenada que apuesta por una existencia arrastrada y vulgar. Porque en esencia, la vulgaridad tiene su origen en camuflar la verdad sobre sí mismo y la falta de sensibilidad.