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ORLANDO DICE

Pasados de minutos

Esa calle al final tendrá su nombre, y no importa si se toca original o con nuevo arreglo, cuando suene la canción habrá que considerar situaciones que no tienen explicación y hablan mal de la opinión pública nacional.

Se trata del fenómeno de los sargentos, incluso los cabos, que han pervertido el antiguo orden. Antes se decía que donde mandaba capitán, no mandaba soldado.

Ahora sucede al revés, el escenario político, o por lo menos el de la reforma, lo toman por asalto personajes de rango inferior.

Sean que se coloquen del lado de la Constitución o de la reelección.

La culpa puede atribuirse a los medios, o en particular a reporteros que cubren la fuente del Congreso Nacional, que otorgan categoría política a diputados que no la tienen.

No hay que mencionar nombres y respetar el agravio de cada cual, pero subleva el espíritu que se atienda y se reseñe la mentira que se multiplica y hace frecuente.

El pastor del cuento que alarmaba la aldea diciendo que venía el lobo a comerse las ovejas nunca tuvo buena prensa; y sin embargo, sus réplicas de estos días son sensación en periódicos y noticiarios.

¿Cómo es posible que se preste atención y de crédito a una persona que afirma que el proyecto será sometido el día tal o cual y ese día tal o cual llega y no ocurre nada?

¿Por qué se le hace caso a quien dice que los votos a favor del proyecto sobran o que faltan si el tiempo pasa y la zozobra se mantiene?

Warhol habló de 15 minutos de fama, y diputados de Leonel Fernández y de Danilo Medina aprovechan de gratis semanas de gloria.

La mentira es un arma arrojadiza y los sargentos del PLD, y tal vez de otras organizaciones, se regodean repitiéndola como si fuera un asunto de infinito.

¿Quién ha dicho que el hecho de que Medina no hable y cree expectación obliga a uno que otro de sus parciales aumentar la inquietud con lo que tampoco sabe?

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