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ORLANDO DICE

Renglones torcidos

Entre los muchos ejercicios que se hacen en estos días en que cada bando trata de explicarse, justificarse y asumirse en la justicia de su causa, una pregunta da una clave: ¿Danilo intentaría la reelección si no fuera porque Leonel se afana como loco en volver al poder? La pregunta es buena, pero se queda sin respuesta, ya que solo podría darla quien prefiere la expectación a hablar con la razón en la mano.

La interrogante abre un escenario en que Leonel Fernández y Danilo Medina serían némesis, opuestos, iguales y con rencor.

Némesis es una de esas palabras imposibles y en las que tanto hay justicia como maldad.

Fernández le debe a Medina, y Medina le querría cobrar, aunque no se tenga qué ni por qué. ¿De dónde o de cuándo la mala fe? Lo único que se sabe es que a Medina le falta un mandato para empatar con Fernández, y Fernández procura un cuarto para que sea mayor la distancia.

Aunque también se dice que quiere superar a Joaquín Balaguer que sumó 22años de gobierno como gestión propia, y sin contar los de la Era.

Igual se conoce que el Estado los venció a los dos, y que en ambos casos fueron heridas que dolieron y de la que difícilmente pueda reponerse un político que no sea avasallando al otro.La forma como se maneja, actúa, desempeña Fernández da material para pensarlo todo. No solo busca ganarle la partida, sino dejarlo tirado en el camino como la flor pálida del cancionero.

Le dice y le manda a decir todos los días que es un dictador y un violador de la Constitución, aun cuando todavía no haya prueba ni de una cosa ni de la otra.

La justicia de la política no es como la justicia divina que debe esperarse las finales del mundo. La justicia política se impone entre vivos.

Difícilmente Danilo Medina deje a Leonel Fernández como herencia de circunstancia. Si de verdad son némesis, que la suerte de uno decida la del otro.

Los renglones deberán escribirse torcidos.

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