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FE Y ACONTECER

“¡Paz a esta casa!”

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Cardenal Nicolás De Jesús López RodríguezSanto Domingo

Domingo XIV del Tiempo Ordinario - 7 de julio 2019 - Ciclo C

a) Del libro de Isaías 66,10-14.

La consolación de Jerusalén, pertenece al último capítulo, mediante las imágenes del alumbramiento y las actitudes maternales, se describe lo que será la restauración del pueblo y de Jerusalén. Se subraya en este canto la exclusividad de Dios en el acto de dar la vida y de sostenerla. Invita a los hombres y mujeres de todos los tiempos a centrar en Él el motivo de su alegría. Puede notarse cómo la nueva Jerusalén que anuncia el profeta es una ciudad que respira paz y prosperidad, antítesis de la ciudad antigua, que tenía como características fundamentales ser centro de injusticia y de corrupción.

b) De la Carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas 6, 14-18.

San Pablo concluye su controversial carta a los Gálatas hablándoles de la espiritualidad cristiana ante las dificultades. La cruz, que era una vergüenza para cualquier judío, se convierte ahora en el signo de identidad del verdadero mensaje cristiano. Todo el orgullo del Apóstol está en la cruz de Cristo, en su muerte y sacrificio por amor, en participar en ella y predicarla como único medio de salvación. De ahí su insistencia en que los cristianos debemos gloriarnos en la cruz de Cristo, donde se manifestó la mayor prueba de amor de Dios a los hombres. Finalmente, Pablo les recuerda a los Gálatas que, si quieren conseguir la salvación, han de vivir según el Espíritu.

c) Del Evangelio de San Lucas 10, 1-2. 17-20.

Lucas presenta el relato del envío de los setenta y dos discípulos, que sigue el modelo de los profetas: austeridad, sencillez y confianza en Dios que es quien ha elegido, envía, hace crecer y fructificar. Asimismo, expone el programa a ejecutar por todo misionero: ir por todo el mundo a anunciar el evangelio. La misión de evangelizar es lo que identifica a la comunidad eclesial, la metodología es itinerante, dinámica, basada en la pobreza y en la gratuidad. “No lleven alforja ni sandalias”. “Den gratis lo que recibieron gratis”. El mensaje esencial es el Reino de Dios y su paz: “Cuando entren en una casa, digan primero: Paz a esta casa... Curen a los enfermos que haya, y digan: “Está cerca de ustedes el Reino de Dios”.

Jesús advierte a los enviados de las dificultades inherentes a la misión: “Miren que los envío como corderos en medio de lobos”. El mensaje puede ser rechazado como lo demuestra la experiencia del mismo Jesús y de la Iglesia de todos los tiempos. La realidad del Reino es la que origina la misión y el anuncio. Por eso, el contenido básico de la Evangelización es el Reino de Dios inaugurado con Jesús. Fruto de ese anuncio es la paz de Dios; y, a su vez, el premio de los que difunden la paz es el Reino, según la bienaventuranza de los pacíficos.

Recordemos que la Iglesia primitiva era alegre en medio de las dificultades y persecuciones, esa alegría que proporciona la paz que sólo el Señor puede ofrecer debe acompañar a la Iglesia de todos los tiempos, hoy como ayer, debemos ser los mensajeros de la paz y la alegría que supone la evangelización.

Fuente: Luis Alonso Schˆkel: La Biblia de Nuestro Pueblo. B. Caballero: En las Fuentes de la Palabra. R. Cantalamessa: Echad las Redes.

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