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EL BULEVAR DE LA VIDA

Elboli Aquiles Alofoke

Los tres se le escaparon al demonio de la pobreza y la delincuencia gracias a una madre excepcional, a un padre con disposición a un pescozón salvador a tiempo y, posiblemente, gracias al buen ejemplo de un líder barrial de los de antes o un cura bueno de la base.

Sin ser intelectuales ni pretender serlo, poseen una cultura general muy por encima del promedio de legisladores, alcaldes, dirigentes, dirigidos, y de muchos “líderes” de portafolio que no lideran más que sus ambiciones, y quienes no aspiran ni las aspiradoras chinas a buen precio.

Ninguno es un santo varón inmaculado, que, para perfecto Jehová, ¡y hasta a él lo crucificaron! Pero eso sí, comparados con algunos “venerados” especímenes de nuestra fauna político/empresarial del trapicheo, el lobbismo corruptor y el sicariato mediático, los tres vienen a ser una especie de santísima trinidad del bien, trinitarios masones hijos de la María santísima, algo así, como un San Martín de Porres en pijama y con chancletas, con programas “Mañaneros” y “Sin censura”, con películas exitosas y hasta con un bar bulloso y concurrido en Villacom donde a óonguito a veces le cobran lo que ni siquiera ha consumido. He sido testigo. Un abuso. Pero nadie es perfecto, ya dije.

Son dueños de medianas fortunas cuyo origen pueden demostrar sin problemas y con declaración de impuestos incluidos, que es mucho más de lo que puede hacer gran parte de nuestros nuevos ricos, y todo sin extorsión, tráfico de influencias, contratos amañados, ni joint venture con corruptos de cuellos blancos.

Ante las virulentas reacciones que ha provocado la inscripción de estos jóvenes como precandidatos a diputado por un PLD que mucho necesita de sangre nueva y renovación urgente; hastiado uno de tanta doblez e hipocresía, ahíto ya de esta moral PrÍt-‡-porter y en calzoncillos, uno reconoce los méritos de Aquiles Correa, Santiago Matías y Bolívar Valera, exitosos hombres de trabajo desde la nada, buenos hijos de sus santas madres, mejores hermanos, (relativamente) buenos esposos, y muy amigos de sus amigos, según me cuentan. Un abrazo, juventud. Ah, y el vino va por la casa.

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