El pueblo

Hay quienes juzgan demasiado alto de sí mismo o piensan demasiado bajo de los demás.

El pueblo se encuentra en un proceso político necesario para enrumbarse por el sendero de las conquistas democráticas, que solo él puede garantizar en su aplicación.

La lucha de intereses se recrudece cuando la búsqueda del poder se quiere lograr en base al descrédito y la observancia moral de los que interactúan, para así alcanzar sus aspiraciones políticas.

Escuchamos voces beligerantes que no tienen la más mínima credibilidad después de su paso por el ejercicio dentro de la administración pública y otros se venden como constitucionalistas, pero al servicio de los intereses foráneos que subvencionan los aprestos de liquidar la soberanía nacional.

Para esos, el repudio de un pueblo por su traición escondida tras la defensa de la Constitución, que sí nos protege y nos otorga nuestra identidad nacional.

Todo se resume en algo que nadie debe temer: “El pueblo tiene en sus manos la identificación del mejor camino para seguir al mejor representante de los intereses de toda la nación”.