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EN RELEVO

Envilecidos y disociados

Para convertirse en Presidente por cuarta ocasión, Leonel Fernández no requería dos millones de firmas. Sólo necesitaba restablecer mínimos niveles de confianza con Danilo Medina.

Sin embargo, en lugar de construir puentes que restablecieran la confianza perdida, asumir posturas humildes y procurar acuerdos con bajaderos aceptables y salidas dignas, Leonel y su equipo decidieron pelear. Romper vínculos y agenciarse animosidades, agrediendo, desconsiderando e irrespetando al presidente Medina...

Con tanto “éxito” que al parecer convencieron a Danilo, que cualquier opción electoral, por inverosímil o arriesgada que aparente, resultaría menos perjudicial para su futuro y legado político que el retorno al poder de Leonel y la gente que le acompaña.

De hecho, en las actuales condiciones políticas y jurídicas, lo más parecido a un suicidio sería que Danilo entregara el poder a Leonel... Inhabilitado electoralmente por el resto de sus días, se lo comerían vivo...

Porque si ocupando la Presidencia de la República le han desconsiderado hasta lo indignante...

¿Qué no intentarían en su contra una vez fuera del poder...? No hay que olvidar que para ese equipo político – desde su cabeza más encumbrada hasta los más intrascendentes escarabajos estercoleros de redes sociales–, Danilo es el responsable de todas las “desgracias” de Leonel... Quirino, Bayly, expedientes nacionales o extranjeros...

Para esa gente, absolutamente todo lo sufrido por el expresidente es obra de una “campaña sucia planificada desde Palacio”.

Y a partir de esa premisa, quienes despachan en Palacio, todos, sin excepción, son objetos potenciales de retaliación en una hipotética presidencia de Fernández. Máxime cuando la vigésima disposición transitoria de la Constitución les sustrae de un liderazgo habilitado para librar las batallas por venir...

Totalmente desguarnecidos ante pronósticos de la peor tormenta.

Pero aún frente a un cuadro tan elemental, el sector que comanda Leonel no tiene ánimos de avenencia. No hay puntos medios y se reafirman en la política de consignas: “Que se cumplan los pactos” y “La Constitución no se toca” ... Evidenciando que el nivel de envilecimiento transciende la disputa por la nominación presidencial. La intención es jubilar a Danilo. Sacarlo del medio. Que pague penitencia por la “herejía” de propiciar la modificación constitucional del año 2015...

Expiación que Leonel no pagó ni piensa pagar, a pesar de que incurrió en el mismo “pecado” cuando maniobró para que la reforma del 2010 lo rehabilitara electoralmente. En un proceso que a diferencia del 2015, nunca se discutió en los organismos de dirección del Partido de la Liberación Dominicana, y que sin embargo no recibió la agresiva oposición con que abroncan la posibilidad de abrir una vía que habilite al presidente Medina más allá del 2020...

Para ellos esa no es una posibilidad... ¡Y no hay marcha atrás...! Lo que a su vez demuestra niveles preocupantes de disociación. Pues, o están convencidos que no necesitan al “danilismo” para ganar las elecciones; o en su defecto, juran que las heridas sanarán, y que cuando llegue el momento todo el partido y los demás agraviados en el proceso se unirán en santa procesión.

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