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EL BULEVAR DE LA VIDA

Explico algunas cosas

Con muy mala leche y peores intenciones, el más cáustico de los voceros de Leonel Fernández me acusa de apoyar la reelección de Danilo Medina. La estrategia consiste en afirmar como cierta una mentira, para que tenga uno que salir a desmentirla y, para a partir de ella (de la mentira) soltarle a uno una jauría mediática entrenada para tales fines, y especializada en el oficio de insultar. ¡Y todo desde una premisa falsa! La virulencia de tu insulto es la magnitud de mi razón.

Es ante tan innecesaria agresión, fruto de una estrategia inspirada en una intolerancia de tintes fascistas, que debo y ahora “explico algunas cosas”:

1. Fue Leonel Fernández quien hace mil años me convenció de las bondades del modelo electoral estadounidense (una repostulación y nunca más). Por eso, en 2011 no apoyé los intentos reeleccionistas de sus ingenieros constitucionalistas, y ahora rechazo los intentos de los empresarios constitucionalistas de Danilo. Se llama coherencia. Siempre he estado opuesto a que un partido gobernante modifique la Constitución con el único propósito de poder llevar a las elecciones a su mejor candidato. Pero dicho esto, hay algo que debo explicar aquí, aunque otra vez ladren los perros.

2. Si se modificara la Constitución cumpliendo los requisitos que ella impone (presencia de 2/3 de los asistentes a la Asamblea), la acción sería ilegítima, inmoral, imprudente, torpe, obscena impertinente, impúdica, y hasta profana, pero no ilegal. Y de aprobar leyes o préstamos de forma ilegítima e impúdica -pero legal- saben todos los partidos que gobierno han sido, y a los préstamos para Tucano and Odebrecht, me remito.

3. El PLD corre el peligro de dividirse y salir del poder, porque ni Medina ni Fernández han sido capaces de “unificar criterios” y convertirse en garantes de unas primarias transparentes, ni siquiera porque -de acuerdo con todas las encuestas-, la escogida sería quien es hoy la esposa de uno y la vicepresidente del otro.

4. Y repito el viejo consejo: Si el que estuvo quiere volver y el que está quiere seguir, ambos llegarán... pero a la oposición o, en su defecto, obtendrían una victoria tan pírrica y condenada internacionalmente que ella podría representar el inicio del fin. Ah, y conmigo los chantajes no funcionan. Si por amar mi relativa independencia me quedo solo, no me quejaré, posiblemente ese será el premio.

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