¡Porque las dudas!

Es cierto, las redes sociales han cambiado la vida del ciudadano.  Una persona, desde un teléfono celular, una laptop o una computadora, en su casa, en el banco de un parque o a orillas de una playa, hilvana una historia con mentiras y medias verdades o totalmente falsa y la envía a miles de personas.

Muchos se aferran a esa historia, la siguen propagando y se convierte en “viral”, distorsionando la realidad. Sin ninguna investigación objetiva, sin un dato preciso, sin un testimonio, esas versiones digitales dominan la mente de miles de personas.  Muchos  no nos dejamos manipular por ese inmediatismo, a veces mal intencionado.

 Sin embargo, siembran la duda en cientos o quizás miles, a tal punto que una investigación oficiosa, hecha con la rigurosidad científica y con cientos de horas de rastreo de datos, es puesta en tela de juicio.

Claro, a veces la tardía reacción  de la autoridad, el “culebreo” con que manejan las cosas y las mentiras que ponen a circular, crea suspicacia en la ciudadanía.  El caso David Ortiz es la prueba más reciente de nuestras consideraciones. La VERDAD de las autoridades, con fechas, grabaciones y nombres no ha podido con el guión creado en las redes sociales. Cuidémonos de ese monstruo tecnológico y usemos con precisión el cedazo para purificar lo que nos llega por esa vía.