Haití necesita ayuda ( II )

La situación de inestabilidad política en Haití tiende a llegar a su clímax al demandar la oposición la renuncia del presidente Jovenel Moise (2017-2022) acusado de presunta corrupción y de no escuchar los reclamos de la gente. Violentas manifestaciones han sacudido a Puerto Príncipe y otras regiones con saldos de muertos y heridos. La economía haitiana viene confrontando dificultades debido a la alta inflación y un déficit fiscal/PIB (2,32%, 2018) Una misión del Fondo Monetario Internacional acordó en marzo pasado un programa de ajuste por 299 millones de dólares y una tasa de interés de 0% que cubre el monto de su cuota en el FMI. El programa a tres años de duración busca mejorar las finanzas públicas mediante la eliminación del subsidio a la gasolina y otros combustibles, aumentar las recaudaciones de las aduanas y bajar el déficit fiscal La oposición política y otros sectores alegan que $3,8 billones de dólares han sido expoliados por la corrupción gubernamental del programa de cooperación Petrocaribe, impulsado por Venezuela. El 70% de los habitantes viven de la agricultura de subsistencia, pero ésta ha sido afectada por la grave deforestación debido a la sobre explotación forestal del territorio del occidente de la isla. La deforestación se tiene como el principal problema a la pobreza, con resultados calamitosos para las reservas acuíferas (0,7%) La clave para iniciar el crecimiento económico está en manos de la clase política y la élite empresarial que desde el derrocamiento de Baby Doc, en 1986, el país ha sufrido golpes de estado, frágil democracia y un fatídico terremoto el 12 de enero del 2010 que destruyó la infraestructura industrial y de comunicaciones, causando 300 mil personas muertas y cientos de miles heridos. El programa de ajuste estructural del FMI puede ser parte esencial de la recuperación y el crecimiento.