Anécdotas y principios

Hechos pequeños, tal vez irrelevantes, pero con mayor significación que los cruciales, pues en la política dominicana las anécdotas valen más que los principios.

Que la cúpula del PLD vuelva a montarse en guagua e ir a actos comunes y de conjunto, significa que -si los peledeístas quisieran- el agua entraría al coco de su propia mata por donde siempre.

Nadie de fuera sabe, pero ellos sí, o por lo menos Leonel Fernández y Danilo Medina.

Que el sector de Leonel sepa llevar una propuesta al bando de Danilo, y que la misma sea discutida en un organismo ad hoc, como la Comisión Nacional Electoral, demuestra inteligencia emocional.

Empezar por el principio y no por el final.

No puede cavarse una tumba si no se tiene el cadáver, pues nunca sería tumba, sino hoyo. ¿Qué velaban las dos facciones? Una amenaza con carabinas vacías.

Que Radhamés Jiménez aparezca ahora explicando el propósito de la carta y dando seguridades de que Fernández no tomaría retaliación contra sus adversarios internos, dice más que sus palabras.

Si se guarda la espada es porque antes fue desenvainada antes de tiempo, sin razón ni necesidad. Si se dan satisfacciones es porque se entiende que hubo agravio, y conviene recogerlo.

Sería como arreglar la carga en el camino, y ahora falta saber si queda camino. José Ramón Peralta habló de heridas que se habían profundizado.

Si Jiménez anda ahora con instrumentos quirúrgicos y ánimo de cura, quiere decir que el grupo que representa tiene mejor conciencia de la situación y se da cuenta de que no todo niño vendado impacta la piñata.

No existe una respuesta formal a la carta, sino declaraciones, y habría que conocer a quién se le entregó o quién debería dar contestación.

Vista en términos políticos, no fue un abordaje directo, sino un tanteo, una exploración. Importa como cambio de actitud, y ya con el toro en el ruedo, se hace más fácil la verónica.

Cuando Leonel Fernández quiera, y Danilo Medina también, el miura deja de resoplar y ellos van del toro a la arena.