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POLÍTICA Y CULTURA

¡Vamos Faride, a Beirut y a Madrid!

El Líbano es una franja de territorio cuasi mágico, llamada alguna vez, “la Suiza del Medio Oriente”, por el impresionante desarrollo social, cultural y económico y ser al mismo tiempo el centro financiero de la región. Gente culta y educada, sentido del buen gusto y la coexistencia de múltiples culturas, magnas Mezquitas musulmanas y al mismo tiempo soberbias Iglesias maronitas u ortodoxas cristianas y rascacielos flamantes. Constituyó parte del Imperio Otomano desde 1516 hasta 1918, cuando éste formidable Imperio cayó de bruces bajo el fuego de los cañones en la Primera Guerra Mundial.

Luego el territorio libanés estuvo bajo el mandato francés. Fue en 1943 cuando El Líbano obtuvo su independencia definitiva. Su sistema político es único, una especie de compartición del Poder político entre confesiones y comunidades religiosas. El Presidente de la República es elegido por el Parlamento para un ejercicio de seis años. De acuerdo con la Constitución del Líbano debe ser un cristiano maronita, no importa el partido político al que pertenezca.

El Presidente junto al Parlamento elige al Primer Ministro que debe ser musulmán suní. Líbano fue escenario de las contradicciones políticas regionales en 1958, cuando las fuerzas musulmanas seguidoras del presidente Nasser de Egipto, partidarias del concepto “pan arabistas” se enfrentaron a las fuerzas del gobierno libanés del presidente cristiano, Camille Chamoun, produciéndose un desembarco de marines norteamericanos. Nasser ya había planteado el concepto de “República Árabe Unida”, integrando a Siria como aliado. Esta idea “nasserista” vulneraba esencialmente la diversidad y complejidad política y social de El Líbano, ya que este país es el resultado de un equilibrio de creencias e ideas, forjadas en un pacto de convivencia política alrededor del Estado. Tanto en 1975 como el 2006 se desataron los demonios de la guerra civil en El Líbano entre las comunidades cristiana maronita y musulmana, fuerzas falangistas cristianas y guerrillas palestinas, estacionadas en territorio libanés. 30 años después, hubo nuevos enfrentamientos entre el grupo “Hezbollah”, asociado a Siria, e Israel, tomando el territorio libanés como campo de batalla.

El Líbano sin embargo, ha sobrevivido con apego a su independencia y a su identidad cultural y a su propio experimento político, económico y social. Su economía ha florecido de sus ruinas, su turismo es de alta calidad mundial, su gente es próspera y servicial. Líbano renace como el “Ave Fénix” y recupera el sitial de la nación más progresista del área. Vamos hacia El Líbano para asistir a una Conferencia de descendientes de libaneses, llamada “Encuentro de la Diáspora” en Beirut. Hemos sido invitados para participar en ese evento y hacer uso de la palabra. Iremos acompañado de la diputada Faride Raful y de una amplia comitiva familiar. De Beirut iremos a Madrid a participar en la Feria del Libro de España, donde pondremos en circulación la obra, “Johnny Abbes García, vivo, suelto y sin expediente” en la Casa de América el 12 de junio.

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