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PEREGRINANDO A CAMPO TRAVIESA

Cambios del siglo XII y universidades

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Manuel Pablo Maza Mique, S.J.Santo Domingo

La Europa de los años novecientos vivió bajo el miedo de los invasores musulmanes, los húngaros y sobre todo, los normandos. Luego de muchas luchas intestinas, un poder central se fue consolidando en las diversas sociedades. Los musulmanes siguieron siendo una amenaza, pero durante el siglo XI los normandos y húngaros fueron abrazando la fe cristiana. En el artículo anterior, señalaba cuatro factores que transformaron las sociedades europeas: primero, la creciente seguridad en las vías de comunicación europeas; segundo, el incremento del comercio y la circulación de bienes y personas; tercero, el mayor rendimiento de la agricultura y finalmente, el renacer de los centro urbanos. Las mismas cruzadas, que inician en las postrimerías del siglo XI y cubren dos siglos (1095 - 1291), contribuyeron al estimulante e inquietante intercambio cultural entre el Extremo Oriente, el Oriente Medio y el Occidente.

Ya en el siglo XI, así sea con resultados precarios, tanto la autoridad suprema de la Iglesia, como los príncipes y reyes realizaron notables esfuerzos de reestructuración. Baste pensar en los enfrentamientos entre el papa Gregorio VII (1073 - 1085) y el Emperador Alemán Enrique IV (1084 - 1105), solamente la guerra de panfletos y bulas suponía todo un aparato burocrático y redes de distribución.

En las ciudades, ya existían los gremios, agrupaciones de artesanos del oro y la plata, del cuero, el calzado, la ropa, los útiles de hierro (arados, aperos de labranza, herraduras) las armas, y ahora estudiantes y profesores se asociaban en nuevo tipo de gremio o corporación: la universidad. Era la universitas magistrorum et scholarium, es decir, la comunidad, el gremio de los profesores y académicos. La universidad era, y es ante todo, una asociación de escuelas, de saberes, interrogantes e intereses de personas e instituciones que convergen y se fecundan mutuamente interactuando mientras buscan la verdad y la ciencia.

Había ocurrido un cambio. Con anterioridad los individuos recibían su formación humanística y teológica en las abadías, los monasterios y si acaso en las escuelas catedralicias, ahora en el siglo XII los centros de formación se localizaban en las ciudades. Ya no se respondía a los retos y ritmo de una vida rural, ahora el reto provenía de las nuevas urbes.

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