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La reelección exprés versus los plazos electorales fatales

La reelección presidencial es un tema que ha fascinado a los dominicanos en el transcurso de su historia. No vale la extensión del período que cubra ni si es indefinida, limitada o alterna. Siempre los debates involucran a toda República Dominicana, como en esta ocasión.

Pero qué pasa ahora diferente, aunque la metodología se repita. Esa es la cuestión. Veamos: la Constitución del primer gobierno del presidente Joaquín Balaguer, promulgada el 28 de noviembre de 1966, modificó la Constitución de 1963 del presidente Juan Bosch. Se consideró un retroceso.

Balaguer introdujo la figura de la reelección consecutiva sin límites, que le permitió un primer período de 12 años. Este sistema continuó en los ocho años siguientes de los gobiernos del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) encabezados por Antonio Guzmán y Salvador Jorge Blanco.

La reelección indefinida se mantuvo los 10 años siguientes de Balaguer. No fue hasta el 1994, en medio de una profunda crisis post-electoral, que se reformó la Constitución y se adoptó el modelo impulsado por el líder del PRD, José Francisco Peña Gómez.

Esta reforma estableció la no reelección consecutiva y se recortó dos años al período de Balaguer. También se introdujo el 50 por ciento más uno para ganar las elecciones y se separaron los comicios presidenciales de los congresionales y municipales.

No obstante, los dominicanos observarían con estupor, cómo el 26 de julio de 2002 el gobierno del PRD encabezado por el presidente Hipólito Mejía reformaría la Constitución, para volver a la reelección consecutiva indefinida.

Una nueva experiencia vivió el país cuando ocho años después, en la reforma constitucional de 2010 propiciada por el presidente Leonel Fernández, se aprobó la reelección alterna sin límites. Sin embargo, este sistema al final no tuvo consecuencia inmediata para el país.

Cinco años después, en 2015, el presidente Danilo Medina, que había sido electo en 2012, favoreció otra reforma a la Constitución para posibilitar su reelección.

Se introdujo el modelo de Estados Unidos: dos períodos y nunca más. También una disposición transitoria que impide al presidente Medina presentarse en el período 2020-2024, ni a ningún otro ni a la vicepresidencia de la República.

El periplo seguido por esta nueva reforma inició el 19 de abril de 2015, tras la decisión del Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), reunido en la zona turística de Juan Dolio. Y concluyó con la proclama de la Constitución el 13 de junio de ese año. Agrengando la proclamación del presidente Medina como candidato del PLD el 30 de enero de 2016. Eso significa, que pasaron alrededor de nueve meses en ese proceso.

Ahora la cosa no es como antes. En el caso hipotético de que el jefe de Estado decida repostularse enfrentaría un panorama mucho más complejo y adverso. Empezando porque la fecha más próxima de convocatoria al Comité Político del PLD es el 3 de junio, con una situación interna mucho más tensa que en 2015, para discutir una nueva reforma a la Constitución.

Si el Comité Político vuelve a refrendarla, se impone el envío inmediato del proyecto para la reforma al Congreso Nacional, donde pese a su mayoría legislativa, todos los sectores del país saben que no cuenta con los votos suficientes para aprobarla. Además del amplio rechazo en la población, según confirman las últimas encuestas.

Aún así, ahora también existe la inminencia de los plazos fatales impuestos por la Ley de Partidos Políticos y reglamentados por la Junta Central Electoral. O lo que es lo mismo, el 7 de julio se inicia la precampaña, donde los partidos tienen que presentar sus precandidatos. En el caso del PLD, el presidente Medina tendría impedimento constitucional en medio de la indefinición.

Pero eso no es todo. Otros dos plazos fatales conducen al cadalso: En efecto, el 22 de agosto los partidos tendrán que registrar sus precandidaturas oficiales en la Junta Electoral. Si para esa fecha finalmente habría proclamado otra reelección, el PLD podría inscribir también la precandidatura del presidente Medina.

Entonces caería como un mandarriazo el plazo del 6 de octubre, día en que se celebrarán las primarias abiertas simultáneas. El presidente Medina ya habilitado para participar en el proceso junto al expresidente Fernández y los demás precandidatos, solo dispondría de unos precarios 45 días para su proselitismo interno.

Así las cosas, estaríamos ante una verdadera reelección exprés, donde la República Dominicana solo tendría que encomendarse con devoción a la virgen de Santa Bárbara, para apaciguar los truenos, centellas, rayos y relámpagos que ocurrirían en medio del cataclismo de una activa temporada ciclónica.

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