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Al tope de la locura

¿Por qué alguien hace actos malvados?

El origen de esa pregunta se remonta a miles de años y aún no existe la respuesta. Aquella interrogante todavía deambula en nuestro pensar porque cuando se cree tener la certeza de esta, sucede un episodio que nos obliga a replantear cualquier idea, a sobrepasar nuestro propio límite de imaginación, ya que por "x" o "y" razón, albergamos la esperanza de que un nuevo hecho no superará al anterior.

La pregunta se repite y cada vez que lo hace arranca con sus tenazas algún nervio de sensibilidad social que nos hace más fuertes, lo que provoca que cada día nos impresionemos menos con lo que ocurre en nuestro país.

Ya un hombre graba con el celular su último deseo, pronuncia su testamento mientras sostiene al nieto y deja clara sus intenciones de asesinar a su pareja para luego suicidarse; y ese conjunto de elementos es como que yo suba un "Facebook Live" desde algún resort porque la sociedad continúa su curso y nada se detiene.

Lo peor es que ese hombre a quien me refiero, Marcos Beltré Sánchez, finalmente ahorcó esta semana a su hijo de 18 años, quien era padre de la criatura que él mismo cargaba durante la grabación; luego acudió a su velorio disfrazado de militar para hallar a su pareja (a quien originalmente quiere matar) y asesina al hermano de esta, o sea, su cuñado, antes de ser acribillado por una patrulla policial que custodiaba el acto fúnebre, allá en el municipio Orégano Grande, provincia Azua.

Los motivos que suelen adjudicarse a este tipo de tragedias son los de siempre: los celos, el machismo y la intolerancia. Pero conozco a muchos celosos y no matan, sé de machistas (a mí me han acusado de tal) y nunca he pensado en matar, y ni hablemos de intolerantes porque los casi 11 millones de dominicanos pondríamos nuestra barba en remojo si tocaran alguna hebra sensible de nuestro ser, y tampoco matamos...

Todo ese descontrol, esa fuerza iracunda y salvaje ¿de dónde proviene? Muchos expertos en la conducta señalan la infancia del individuo, la enseñanza en valores de la familia, la educación, la cultura, la genética, el gen de nuestros antepasados cavernícolas. Los religiosos se lo achacan al diablo y los demonios, y a todo lo que pinte mal en ese ser humano. Pero aún la respuesta no es certera.

Ante este hecho ocurrido en Azua y los casos del Chamán Chakra, Marlon y Marlin Martinez; prefiero hundirme en la reflexión del ilustre Nobel de Literatura mejicano, Octavio Paz

"Desde que tengo uso de la memoria, el misterio del mal (porque es un misterio), me ha desvelado. ¿Alguien ha descifrado el misterio que es ser hombre o mujer? Pues lo mismo pasa con el mal. En una época pensé que era una herencia de nuestro pasado animal. Pronto me di cuenta de mi error: ningún tigre mata a una pantera porque ella es negra y él, rayado. El mal aparece sobre la tierra con los hombres. Por esto es inseparable de la Historia. Lo que distingue al hombre del resto de los animales es la conciencia, más o menos clara, de ser libre. Incluso los que creen en la fatalidad, al obedecerla, realizan, en cierto modo, un acto libre. ¿O será a la inversa y cuando pensamos ser libres, obedecemos a la necesidad? No lo sé. El nudo entre libertad y fatalidad es inextricable. El secreto del mal, su misterio, está en ese nudo".

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