La mujer, ¡un ser excepcional!

Desde el principio de la creación se ha mantenido la idea de que el hombre fue diseñado como un ser preeminente capaz de realizar las tareas más difíciles, dando lugar a relegar a la mujer a un segundo plano y llevarlo a una categoría superior, dando lugar al desafortunado machismo que tanto daño ha hecho en nuestro país y a toda la humanidad.

Durante siglos, los maltratos a los que fue sometida por los hombres la hicieron más fuerte, y a base de trabajo, astucia y perseverancia, poco a poco ha calado en todos los estamentos de la sociedad en general. Hoy, gracias a Dios, vemos con optimismo la participación de la mujer en roles que hasta hace pocos años era imposible imaginarla.

Siempre oímos decir que el 50% de los habitantes de este mundo son mujeres y que ellas son las madres o progenitoras de la otra mitad. Cuando Dios ideó esta criatura se esmeró en crear un ser casi divino, dándole el don de procrear a su imagen y semejanza a toda la descendencia de la raza humana. En el orden fisiológico, la formación de un nuevo ser humano conlleva transformaciones hormonales capaces de hacer que cualquiera que no sea mujer se arrepentiría de tal misión. El trabajo físico y emocional de cargar en su vientre durante nueve meses un peso promedio de 7 a 8 libras, sin contar el que se agrega por la condición del embarazo, la definen como una atleta de alto rendimiento, más aún con el compromiso que asume con sus hijos para toda la vida.

Las capacidades intrínsecas de la mujer la hacen merecedora de pensar que es una verdadera hija de nuestro creador, llevando a considerarla una figura excepcional en todos los órdenes de este mundo. Desde sus inicios ha tenido que vencer tantos obstáculos que solamente han servido para ratificar sus cualidades de una verdadera guerrera, diseñada para ganar todas las batallas, y seguirá así hasta ganar la guerra contra el destino: LA IGUALDAD ABSOLUTA.

Uno de los factores que más ha contribuido a la integración acelerada de la mujer a la vida participativa es la educación, haciendo que en todos los centros de enseñanza de cualquier índole, la mayoría de los miembros son del sexo femenino. En los actos de graduación de escuelas, colegios y universidades las mujeres superan con creces a los hombres, tanto en cantidad como en calidad.

En este día de las madres debemos hacer votos para erradicar de nuestros hogares los maltratos, la indiferencia y el machismo contra ese ser excepcional que lo es la mujer o, mejor dicho: ¡La guerrera del planeta!

¡Felicidades a todas las madres dominicanas!