UN MOMENTO
Probidad
Nominemos este otro principio rector, es decir, lo que nos ha de guiar, de conducir, y este principio rector está presente y es exigido no solamente -estoy repitiendo-, por la ética y por lo que debe ser, sino la ley que te pide a ti probidad.
Oigamos de nuevo a los obispos, cuando dicen: “La probidad está a la base de nuestra institucionalidad estatal, cuyo fin es el bien común. Una democracia con servidores probos, es decir, buenos, justos, alcanza mayor grado de legitimidad y reconocimiento social; la probidad se identifica con la integridad.
Necesitamos personas íntegras, honradas, que muestren con su testimonio que el camino de la corrupción no es la mejor vía; necesitamos jueces probos, cuyos fallos reflejen la sana administración de la justicia, que sean imparciales y no determinados por sobornos”.
Busquemos en nuestros candidatos: si son probos y viven en la probidad.
Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.