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PENSANDO

¡Qué pena!

Qué pena que la ignorancia predomina frente a la conceptualización de la industria del béisbol en el país.

No hay gravámenes en la firma de peloteros que proporcionen al Estado recursos para reintegrarlos cuando son dejados como deshechos a la sociedad.

Qué pena el estímulo que provoca el dopaje de los menores prospectos del béisbol.

Qué pena la estimulación hacia la deserción escolar de nuestros menores en las negociaciones ilegales.

Qué pena la no prevención responsable para evitar estos funestos daños a nuestra humana materia prima, que busca un futuro digno dentro y fuera del béisbol; y qué pena la complicidad de los siempre oportunistas a los que solo les interesa el dólar para alimentarse deshonrosamente a costa de la necesidad de los que sueñan, poniendo en riesgo la posibilidad de educarse para ser útiles desde cualquier otra actividad productiva a la sociedad.

De nuevo el servilismo de Guacanagarix negocia el oro de la dignidad por los espejitos del engaño. Bajo cualquier circunstancia, siempre estaremos al lado de los mejores intereses de los menores prospectos del béisbol dominicano.

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