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EN RELEVO

Menendez y los guachimanes

Cuando se conoció la carta del senador Bob Menendez al secretario Mike Pompeo, solicitando que el Departamento de Estado realizara gestiones diplomáticas para impedir una reforma constitucional que habilite al Presidente Medina para una segunda reelección, todo el que tiene algún nivel de conocimiento de las colindancias políticas criollas, asoció esa acción a la familia propietaria de un minúsculo partido político que se hace llamar nacionalista.

Las relaciones personales y de negocios entre esa familia y el congresista son públicas, e incluso, transcendieron en investigaciones realizadas en Estados Unidos por el Comité de Ética del Senado y el Departamento de Justicia, y fueron presentadas como evidencias ante un Gran Jurado, que le acusó por cargos de Corrupción, y en el juicio, del que salió sin condena, por esas particularidades del sistema judicial estadounidense.

Se conoce también la fertilidad inventiva de un miembro de ese clan, a quien se señala como cabildero de esa afrentosa comunicación, cuyo texto además, se compadece con la forma delirante en que ese “nacionalista” presagia que los Estados Unidos y la Comunidad Internacional adoptarán represalias si los legisladores dominicanos reforman la Constitución, de acuerdo a los procedimientos que ella misma establece.

La solicitud de Menendez tiene cero efecto en la política exterior estadounidense.

Duro crítico de la actual Administración y parte de la minoría Demócrata en el Senado, su importancia estratégica en el Comité de Relaciones Exteriores es prácticamente nula.

Pero eso poco importa, porque el destinatario final de esa misiva no fue Pompeo. Su intención era impactar en el país, pretendiendo meter miedo.

La práctica del “cuco” que caracteriza a sus promotores locales.

Aunque las cosas no salieron como esperaban y el tiro les salió por la culata.

Ya que en lugar de temores, la carta de Menendez despertó indignación y repudio.

Sin importar colores políticos o posiciones en torno a la reelección, la mayoría de los dominicanos rechazó esa grosera injerencia y reprochó cruentamente a sus patrocinadores.

Y ante la avalancha de criticas... ¡Oh Sorpresa...! Quienes dieron el frente en defensa del senador y de sus abrumados instigadores fueron voceros del leonelismo, y el batallón de escarabajos estercoleros que opera desde las redes sociales al servicio de ese proyecto político.

Lo que provoca suponer que el cabildeo detrás de Menendez no fue resultado de una maniobra personal de un colaborador inescrupuloso. Y que en cambio, se trató de una acción coordinada...

de grupo.

Por lo que ese sector, que tanto balbucea sobre la necesidad de imponer límites al ejercicio del poder, demuestra no tenerlos en sus ambiciones ni se detiene siquiera, ante un agravio de esa dimensión a la soberania.

Y que esos autoproclamados guardianes de la Constitución, sólo la “defienden” en atención a sus intereses, que pasan por impedir que Danilo Medina se presente a una nueva reelección. Pero que desvergonzadamente inducen a la violación del artículo tercero de la Carta Magna, que establece la inviolabilidad de la soberanía y rechaza los actos que constituyan una intervención en los asuntos internos de la República Dominicana.

En esos casos, los guachimanes prefieren echar una “pavita”...

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