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EN LA DIANA

Reconversión deuda pública

Primer Tiro Si se toma en cuenta que uno de los factores externos relevantes para la evaluación del riesgo del panorama macroeconómico es el nivel de las tasas de interés de los mercados internacionales (las cuales podrían reducirse durante los próximos meses), y que desde enero del cursante año el margen que mide el riesgo de la deuda pública en dólares circulando en los mercados internacionales (Emerging Market Bond Index, EMBI) se encuentra en una trayectoria de descenso agudo (el 2 de enero era de 374.26 puntos básicos, mientras que el pasado 6 de mayo había caído a 311.21 puntos básicos), y si también se toma en cuenta que la prima de riesgo demandada a los títulos de deuda pública doméstica en moneda nacional se ha desalineado de la que demandan los mercados internacionales (el índice retorno/precio de toda la deuda pública doméstica pasó de 106.52 el 2 de enero, a 110.61 el pasado 6 de mayo), entonces se puede concluir que la estrategia de corto plazo de manejo de la deuda pública debería dar un giro copernicano, sustituyendo deuda doméstica en moneda nacional por deuda global en moneda extranjera.

Segundo Tiro El panorama fiscal y la percepción de riesgo de la deuda pública doméstica no cambiará hasta el inicio del nuevo período de Gobierno, cuando se espera que se ponga en marcha la gran reforma y el gran pacto fiscal, aumentando significativamente la presión tributaria y la eficiencia del gasto público. La evolución del tipo de cambio y de la tasa de interés desde aquí hasta allá dependerá del impacto cambiario de la sustitución de deuda pública (la mayor oferta de divisas es el beneficio que compensa del costo de una mayor exposición cambiaria), y de la mejoría proyectada en las condiciones financieras internacionales. Solo un incremento significativo y permanente de los precios del petróleo podría tener consecuencias importantes sobre el déficit corriente de la balanza de pagos y posteriores impactos sobre el nivel de reservas internacionales y del tipo de cambio. Pero si tal y como se espera, el precio promedio de todo el año en curso sea de 60 dólares el barril, entonces habría que descartar que dicho factor sea un generador de expectativas de devaluación cambiaria.

Tercer Tiro Un mayor índice de dolarización de la deuda pública reduce el riesgo de transmisión de la desalineada prima de riesgo del componente local de dicha deuda hacia las tasas de interés domésticas. Si se toma en cuenta que durante los últimos 21 meses la Tasa de Política Monetaria (TPM) de dicha institución ha sido 5.25% (12 meses), o 5.50% (9 meses), y que durante dicho período la tasa de devaluación anual se mantuvo por debajo del 4.5%, entonces se puede concluir no solo que la TPM del Banco Central ha generado una Tasa de Interés Real Neutral que ha logrado mantener el crecimiento cercano a su nivel potencial sin causar inflación, sino que también dicho resultado se ha logrado manteniendo alineado el tipo de cambio nominal, y sin provocar expectativas devaluatorias más allá de las que determinan los fundamentos macroeconómicos.

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