Presidente bajó otra línea

Como hago frecuentemente, llamé y pregunté si la OTAN (el influyente grupo) se reuniría el pasado lunes. El interpelado, muy pagado de sí mismo, me respondió: “Sí, la OTAN no cancela reunión”.

Y así fue, como Isabel Pantoja en tarima.

Lo que no me dijo fue que la tenida del lunes sería extraordinaria y memorable, como realmente fue. Donald Trump fue personalmente y le dijo a los conjurados que aguantaran las ganas, que no atacaran todavía a Vladimir Putin.

Como verdaderamente sucedió.

A la manera de Plutarco en Vidas Paralelas, y sin que se sepa cuál griego, quién romano, Reinaldo Pared se juntó con Leonel Fernández en la tardecita.

Ahí se aclaró el punto de que la reelección no estaría en agenda y se determinó qué asuntos irían al orden de la noche.

La visita sorpresa sobre el mediodía y el intercambio fugaz un poco más tarde crearon las condiciones para que la sesión del Comité Político transcurriera de manera armoniosa, ejemplar.

Se pidieron seguridades, se concedieron garantías, y lo del CP fue como rezar el rosario en familia. Los Padrenuestro a cargo de danilistas y las Avemarías por leonelistas.

“Señor, hazme instrumento de tu pazÖ”.

Nadie sabe cómo lo hacen, de dónde sacan las sonrisas, ni cuál es mejor escuela de actuación: si la de Medina o la de Fernández, o ambas penas a la vez.

Lo cierto es que cada vez que los peledeístas se convocan, el país se crispa y espera que se produzca lo peor, como si la estabilidad política dependiera de su probable entendimiento.

Ellos -sin embargo- siempre le buscan la vuelta para una salida ocasional. La gente se prepara para una película de acción, al estilo Charles Bronson, y en pantalla ponen una comedia propia de Doris Day.

Aunque no se deben perder los detalles. Fernández publicó un artículo el lunes sobre el fallo del Tribunal Constitucional como ganancia política. Pero Pared podría haberle matado el gallo en la funda al hablar de irretroactividad.

Primarias abiertas es lo que va.