Bosco, ¡no te has perdido nada!

Ha pasado un mes y varios días desde que te fuiste definitivamente. Y debo decirte que todo está igual o peor, que no te has perdido de nada, que sigue el proyecto reeleccionista a todo dar, y los aprestos de reformar una vez más la Constitución de la República. Debo decirte que el ambiente sigue enrarecido, que seguimos viviendo la incertidumbre, la ausencia total de certezas, porque el Presidente, nuestro histórico amigo Danilo, quedó de hablar en marzo y ya estamos en mayo, en medio de una tensión nacional preocupante. Y debo contarte querido amigo, que las instituciones llamadas a velar por la seguridad jurídica de la nación, o mejor dicho, una parte de ellas, no acaban de dar la cara, mientras el país espera que asuman sus compromisos con la nación. Debo decirte Bosco, que siguen las protestas, las demandas sociales en incremento. No hay prácticamente ningún sector de la sociedad que se sienta satisfecho o alentado, no por el país que tenemos, sino por el país que quisimos y seguimos queriendo, en esa parte de los sentimientos que permanecen puros.

Han pasado un mes y varios días desde que emprendiste el vuelo del alma, hacia las excelsitudes del espíritu, que moviliza la materia en su generosidad sempiterna, y crea los mundos y las estrellas. Y debo decirte Bosco, que los mismos temas de nuestra última conversación, junto a Leonte Brea, y bajo la mirada serena y amorosa de Carmen, están en la agenda política nacional, intactos. Y debo decirte que continúa en ascenso el rechazo masivo a una Reelección Presidencial, que ya, ni las encuestas pueden dejar de valorar en su apabullante cifra de desdén.

El planeta sigue girando en su órbita misteriosa, los nuevos jeques de la política internacional tienen a los pueblos en zozobra, a merced de un estallido nuclear o de una confrontación de poderes. Es la lucha más descarnada por los mercados cautivos, en una competencia feroz por la supremacía económica. Los países parecen a la deriva, sin un liderazgo ético lo suficientemente sólido, para restaurar la fe en los principios cardinales de nuestras más hermosas utopías. El país y el mundo siguen iguales, con esa pesadez entre los párpados, en esa zona gris que nos cubre por las mañanas, cuando la vocinglería desenfrenada, copa los espacios del pensamiento y la lucidez del criterio.

Oh, Bosco, a un mes y varios días, te escribo. Seguimos tertuliando, ahora si ti, pero debo decirte amigo mío, que nada ha cambiado, que no te has perdido de nada. Sigue viento en popa, el “Estado Benefactor”, esa caricatura del pasado infame. Si te encuentra con Dios en alguna llanura celeste, pídele por favor, que meta su mano por esta media isla digna de mejor suerte.