Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

EL DEDO EN EL GATILLO

La libertad no es otra cosa que una ramera…

En 1994 recibí desde Miami un extraño email. El hijo de un gran amigo cubano se vanagloriaba por sentirse, por primera vez en su vida, un hombre libre.

Su punto de vista merecía cierta atención: la libertad tenía que ver con el andar por las calles, por el decir en cada esquina y por hacer con su vida un antro privado.

Él atravezaba las líneas del Metro, guitarra en ristre, como quien visita los abismos con alas invisibles.

Le escribí al día siguiente. Me alegré de su entusiasmo, pero le advertí que su manera de ver la libertad merecía un replanteo. Esa categoría, de raro sabor filosófico, era tan relativa como un perro sin cadenas ni bosal. “Debes ver la libertad dentro de ti mismo, en tus propias pisadas, sin importar los bamboleos”, creo que esas fueron mis palabras.

El joven no me respondió nunca más. Si rememoro esta escena es porque hace pocos días, su padre me envió otro email con su foto. El muchacho ahora es un hombre casado, con dos hijos, y de poco hablar. Trabaja muchísimo Dejó la música porque el poco tiempo libre que tiene lo dedica a su familia.

Ahora que su vida ha tomado un rumbo acorde con la sociedad donde ha elegido vivir, me gustaría volver a conversar con él sobre la libertad. Sobre todo, cuando en otro país, bajo otras leyes, con empleo fijo y responsabilidades familiares inexcusables lo hacen mirar al mundo de una forma ecléctica.

No sé si en esas condiciones, el hijo de mi amigo podrá caminar por las calles con la misma sonrisa del emigrante recién llegado, cuando reinaba en su rostro el triunfo ante lo desconocido, y la mirada atenta a los influjos siempre ingratos del atardecer a punto de caer vencido por la noche.

Tags relacionados