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ORLANDO DICE...

Cuestiones que cuelgan

Cuestiones que cuelgan como cosas y nunca caen a tierra, como si no existiera la ley de gravedad y una manzana no hubiera golpeado a Newton en la cabeza. La situación del PLD.

Ahora se descubre con asombro lo que fue evidente desde el primer momento. La “discrepancia” entre Leonel Fernández y Danilo Medina es un factor de éxito. Cuando no gana con uno, gana con el otro, y viceversa.

Cuando era un partido uniforme, estalinista, y Juan Bosch era ley que se aplicaba, batuta que dirigía y Constitución que se obedecía, el ruido superaba las nueces.

Ahora que hay más democracia que centralismo y el poder interno se reparte y se compite por la dirección del Estado, el escenario político es todo suyo y de manera abrumadora.

Incluso se permite a sí mismo hablar de dictadura, y sus reales oponentes no saben si hacer coro o quedarse al margen, aun cuando sean igualmente afectados.

En todo caso se dejarían llevar como caña para el ingenio por una estrategia ajena y que responde a su propia naturaleza o circunstancia interior.

Ahora se tiene que lo de ahora fue lo mismo del 2008, 2012 y 2016, y en cada oportunidad la dialéctica funcionó a la perfección.

El contrario no se constituyó en piedra en el camino, sino que facilitó una alternancia perversa. El poder se mantuvo del mismo lado, aun cuando no en las mismas manos.

El cuerpo -diría un anatomista- tiene dos manos, y justo que la derecha permita a la izquierda, siempre y cuando, y contrario al Evangelio, una sepa lo que hace la otra.

Existen temores, y bien fundados, de que el juego llegue a su fin, y que de tanto ir a la fuente el cántaro se rompa. Agua es agua y conviene de vez en cuando padecer sed o sufrir sequía.

Fernández y Medina, sin embargo, son veteranos de esas batallas, y si cada uno libra y se libra sin menoscabo del partido ¿qué impide que en el PLD gane la guerra en el 20?

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