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FUNDACIÓN SALESIANA DON BOSCO

La alegría de dar

En 1974 tuve la agradable experiencia de participar en el Concilio de los Jóvenes, organizado por la comunidad ecuménica de Taizé en Francia, con el hermano Roger Schutz a la cabeza. Para mí fue fácil llegarme hasta Francia, pues estudiaba en ese entonces en Alemania.

Cuarenta mil jóvenes de todo el mundo nos dimos cita en las colinas de ese emblemático pueblecito, que se encuentra a siete kilómetros de la histórica abadía de Cluny, en la región francesa de Borgoña. Fue una semana de embrujo espiritual y juvenil.

En Taizé aprendí muchas cosas, entre ellas a desinstalarme y vivir en clave de provisionalidad, tratando de no apegarme a nada en la vida. Me entrené en hacer fila para buscar la comida, igual para todos; me adiestré en comer de pie y dormir en el suelo. Me ejercité en dar y en recibir.

Aprendí la hermosura de la oración sencilla, centrada en Cristo Resucitado, teniendo el suelo como banco o silla. Valoré el silencio, el canto meditativo y la cercanía de personas distintas a mí por su lengua y origen, pero identificadas en los sentimientos nobles del corazón.

Resuenan todavía las palabras del mensaje más hermoso que he escuchado sobre el compartir, fiel lectura de las palabras de Jesús: “Hay más alegría en dar que en recibir”. Madre Teresa de Calcuta recordaba más tarde que el dar hay que llevarlo al heroísmo de hacerlo hasta que duela.

La Fundación Salesiana Don Bosco quiere zarandearnos para despertarnos del egoísmo que mantienen las desigualdades y la pobreza en el mundo. Mediante su hermosa campaña está recordándonos la alegría del dar, que es mayor que la del recibir.

Es bueno que sea precisamente la Fundación Salesiana la que nos motive a descubrir la alegría del dar en la sociedad, pues ella fue creada con esa finalidad de construir sinergia de solidaridad, a la luz de la figura amiga de Don Bosco, que se hizo feliz haciendo felices sobre todo a los muchachos más desbaratados de la sociedad.

La vida es breve y provisional. Lo que necesitamos para poder vivir con dignidad no es mucho. Como decía Don Bosco: “Haz el bien mientras aún tengas tiempo.”

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