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Los partidos dominicanos inician el principio del fin

Los cuatro principales partidos políticos de República Dominicana iniciaron el principio del fin. Al concluir la semana, sus líderes se lanzaron a las calles, en una intensa carrera de doce meses, a sabiendas de que no habrá espacios para treguas.

El proceso para elegir candidatos presidenciales, senadores, diputados, alcaldes, regidores, directores municipales y sus vocales no puede esperar más. Comienza en junio y termina en octubre próximo. En ese lapso habrá que cumplir por lo menos ocho plazos legales, que no admiten resistencia.

Pero los partidos de la Liberación Dominicana (PLD), Revolucionario Moderno (PRM), Revolucionario Dominicano (PRD) y Reformista Social Cristiano (PRSC) llevan sobre sus hombros una cruz que hará mucho más empedrado el camino. Primero por el período de precampaña y convenciones nacionales, y luego por las elecciones generales de febrero y mayo de 2020.

Comencemos con el partido gobernante. Su reto principal, el pueblo así lo advierte, es solucionar la aventura de volver a reformar la Constitución para permitir contra viento y marea la reelección presidencial del presidente Danilo Medina.

De paso, el PLD tendría que enfrentar el limbo en que prevalecen los relevos relegados por los siglos de los siglos en los diferentes niveles de elección, después casi 20 años privilegiando a una anacrónica burocracia estatal y partidaria.

El temor a perder el poder aumenta cada día en las filas peledeístas, debido a los continuos resquebrajamientos de las reglas de juego internas propiciadas por seguidores del presidente Medina y el presidente del partido, el expresidente Leonel Fernández, que este domingo volvieron a batirse como nunca en actos de masas.

A este fenómeno se agrega la cercanía de los plazos fatales impuestos por la Ley de Partidos Políticos, para la celebración de sus primarias abiertas dirigidas por la Junta Central Electoral. Una experiencia única que crea alucinaciones y descomposición, por lo que ya ha decidido abrir el padrón interno y considerar un debate sobre la posibilidad de que el opositor PRM manipule los resultados electorales del PLD. ¡Válgame Dios!

Así, dicen, podrían triunfar los candidatos menos idóneos, no solo en la candidatura presidencial, sino de legisladores, alcaldes y regidores en demarcaciones donde 50 o 100 votos podrían decidir con una modalidad de primarias abiertas, para su fácil derrota en 2020.

Sigamos con el PRD, principal aliado del partido morado y la estrella amarilla. El panorama de esa organización se ha tornado mucho más complejo, después que el Tribunal Superior Electoral anuló la convención donde fue electa la actual dirección, incluyendo su presidente Miguel Vargas.

Desde entonces el PRD ha iniciado una carrera meteórica contra el tiempo tratando de no quedar fuera del proceso electoral. Reunió su Comisión Política el 24 de abril pasado y convocó nuevamente a ese organismo y a su Comité Ejecutivo Nacional para este domingo 5 de mayo, donde se convocó una nueva convención nacional para el 12 de este mes. Además plantea una urgente etapa de inscripción de nuevos miembros.

Mientras tanto, se mantiene la beligerancia del grupo encabezado por Guido Gómez y el exsenador Tonti Rutinel, que cuestiona la legitimidad de esos organismos, creando alrededor de la otrora poderosa organización un círculo vicioso de nunca acabar.

En medio de toda esta vorágine se sitúan los opositores PRM y PRSC. Su devenir refleja una aparente calma en sus estructuras internas. Ambas organizaciones se encuentran embarcadas en agresivos procesos de captación de nuevos miembros, convertido en la única tabla de salvación para el crecimiento, ante las débiles señales de articular alianzas con otras fuerzas políticas determinanes.

Para el fin de semana el PRM, encabezado por los aspirantes presidenciales Hipólito Mejía y Luis Abinader, organizó una jornada nacional casa por casa, para denunciar los peligros que enfrenta la democracia. Un esfuerzo que pocos garantizan pueda tener un impacto social importante.

El PRSC, que dejó iniciado el mecanismo de preinscripción de candidaturas y pidió a la JCE evitar la precampaña interna a destiempo del PLD y PRM, parece haber abandonado de manera definitiva lograr la unidad con el importante grupo de dirigentes que abandonó la organización, para integrarse al gobierno peledeísta.

No debe dudarse. El principio del fin de los partidos dominicanos sumergirá al país desde ahora en un asfixiante vendaval político, que no augura treguas para los próximos doce meses.

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