Apuntes de una estrategia integracionista

En nuestra entrega anterior no pudimos ampliar las conceptualizaciones de la estrategia lanzada por el gobierno dominicano a raíz de la crisis motivada por la Sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional y que de una forma u otra afectó las relaciones de nuestro país con naciones agrupadas en la Comunidad del Caribe (CARICOM). El gobierno dominicano se abocó a buscar un acercamiento de buena voluntad con el Caricom. La crisis RD-Haití sobre el estatus de los inmigrantes haitianos en condiciones irregulares en el territorio dominicano fue objeto de una amplia visibilidad internacional. El gobierno del presidente Danilo Medina, decidió enfrentar las críticas del Caricom conformando una misión especial que estuvo a cargo del ministro sin Cartera para Asuntos de Integración Regional, Miguel Mejía. El alto funcionario palaciego fue comisionado de realizar gestiones diplomáticas al más alto nivel con los países miembros del Caricom y otros territorios insulares. La estrategia comenzó a funcionar con contactos discretos con las oficinas de primeros ministros y cancilleres del Caricom, la Secretaría General y de territorios como Curazao, Aruba y San Martin. Mejía conocía los temas encomendados, el accionar político y las relaciones personales con muchos de sus líderes. El relanzamiento de la ofensiva diplomática empezó sin demoras con objetivos estratégicos bien definidos con países seleccionados del área del Caribe. Los resultados se hicieron sentir positivamente con el cambio de actitud de muchos de los líderes caribeños hacia la interpretación de las sentencias de TC-168-13 y TC-256-14 que regulariza el estatus migratorio de la nación. No hubo asomo de politizar ni ideologizar los objetivos de defender la nacionalidad dominicana, tarea que se cumplió exitosamente en aras de un promover una política de buena vecindad caribeña.