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PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO

La economía azul (4)

La ambición del hombre por lograr más bienes materiales, ha ido transformando la vida en el planeta. El hombre no puede escribir las leyes de la naturaleza, ya que en un ecosistema no se pueden establecer jerarquías, sino, lograr la armonía y la convivencia entre el interés del hombre y la protección de los recursos naturales. Paolo Lugari lo ha dicho con elocuencia: “Estamos jugando con la clave de la vida misma. No podemos seguir alterando letalmente la matriz de la vida y sus ciclos (…). Hay que incrementar la vida vegetal de los océanos”. La protección del planeta es esencial para la vida. Según estimaciones del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la población mundial se incrementa en mil 300 millones de habitantes cada 15 años y el tamaño del globo terráqueo no aumenta. La tierra no le exige a los que nacen cada día un visado para permanecer en ella. Los recibe y quienes la habitan deben garantizar su desarrollo pleno. Este incremento de la población demanda cada vez más bienes y servicios y todo, absolutamente todo nace de la tierra. Por eso hay que cuidarla y protegerla. Debemos hacer conciencia de lo que significa la factura ambiental. Esta protección se hace extensible a los océanos, los cuales se ven afectados por la contaminación, la explotación de las zonas marinas y el comercio oceánico, que no tiene límites y destruye los ecosistemas marinos. La Economía Azul, persigue explotar de manera sostenible el potencial económico de los océanos, mares y costas y al mismo tiempo proteger los ecosistemas marinos. El concepto de Economía Azul se conoce también como Economía Oceánica o Crecimiento Azul. Estos conceptos se atribuyen al economista belga Gunter Pauli, autor del libro “La Economía Azul, 10 años, 100 innovaciones, 100 millones de empleos”. No obstante la obra, el senado de los Estados Unidos a través de su comisión de transporte en un Informe del año 2009, estableció la necesidad de implementar mecanismos que garantizaran la explotación de los recursos marinos de forma sostenible, ya que muchas especies marinas estaban en peligro de desaparecer. Posteriormente en el año 2011, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), puso en agenda ante un grupo de operadores internacionales el tema relacionado con las afectaciones de las actividades marinas. En el año 2012, se celebró en Río de Janeiro, Brasil, la Cumbre de la Tierra, Organizada por la ONU. En ese cónclave, se estableció la necesidad de establecer reglas a las distintas actividades de explotación de los océanos. Pavan Sukhdev, economista ambiental hindú, expresó las necesidades más urgentes que tienen las naciones de captar informaciones relativas a “los pescadores, ecosistemas costeros, la barrera coralina, los círculos polares y el carbónico oceánico” en esa misma dirección se expresó el abogado estadounidense Robert Zoellick, ex presidente del Banco Mundial, indicando que “los océanos son la casa de una subestimada y subapreciada economía azul. En un momento en el cual el mundo está buscando recursos de crecimiento, hay una gran potencialidad en el crecimiento azul, el cual sabiamente utilizado puede ser un gran valor añadido para combatir la pobreza y aumentar el nivel de vida.” La Economía Azul es una realidad. Hay que potenciarla y cuidarla cada día de forma sostenible, en beneficio de la humanidad.

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