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ORLANDO DICE

Copa rebosada, agua derramada

La actual lucha en el PLD debiera ser normal y propia de un partido con democracia interna. Los aspirantes se proponen y las bases disponen, y con hojaldre en la mesa, el candidato con más saliva ganaría la partida. Sin embargo, los peledeístas se dejan atrapar por las emociones y no manejan sus asuntos de manera racional y con lógica política. El perredeísta que llevan dentro los va matando poco a poco. Prefieren guerrilla antes que entendimiento y no hay forma de que recuperen el espíritu del antiguo consenso.

En la última reunión del comité Político se nombró una comisión para adecuar los estatutos a la Ley de Partidos. Monchy Fadul dijo la semana pasada que el informe estaba listo y que sería entregado en el encuentro de esta noche. Un problema resuelto, al parecer. Solo que en apariencia, pues Rafael Alburquerque dice que no, que hay puntos que deben ser esclarecidos. Como quiera, Fadul lo va a llevar al organismo y que sea éste que decida sobre ese particular.

En la comisión se aprobó el informe 7 a 1, y eran 8 los integrantes. Habrá que ver qué vuelta le buscan o si Alburquerque de nuevo queda en minoría. El tanto discutir o discutir tonterías subleva el espíritu, y hasta ahora Leonel Fernández y Danilo Medina mantienen la calma y controlan su ánimo en las citas del CP. La llamada inteligencia emocional los lleva a superar los trances de ocasión, pero tanto va el cántaro al río que no debe sorprender que se rompa o riegue agua.

Incluso, si se hiciera la comparación, se tendría que los liderazgos de ahora son más contenidos. En la época de Juan Bosch, ese fastidiar se hubiera curado con el peor de los remedios. Un solo encojonamiento de Bosch hubiera sido suficiente: o recogían y se iban o los expulsaba, o él mismo tomaba sus bártulos y levantaba tienda aparte. Lo hizo en el PRD, lo intentó en el PLD, y sus seguidores no lo admiten, pero era cascarrabias y con resabios resolvía situaciones y se imponía a circunstancias. Ahora son más los apuros, y por cualquier quítame esa paja hacen del cuerpo una vaina. Un día, porque todo es hasta un día, se perderá la paciencia y la gota de más rebosará la copa y el agua derramada, al igual que la leche, no podrá recogerse.

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