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OTEANDO

Visión estratégica

Un miércoles 04 de marzo de 2015 publiqué, en esta misma columna, un artículo titulado “El poder inteligente”, en el que hice alusión a un concepto puesto en práctica por el gobierno de Barack Obama -del que da cuenta Hillary Rodham Clinton en su libro “Decisiones difíciles”-, que consiste en “elegir la combinación correcta de herramientas diplomáticas, económicas, militares, políticas, jurídicas y culturales para cada situación”.

La República Dominicana es un país que, por sus características (su condición insular, ubicación geográfica, territorio compartido con otro país, paz social y política), tiene la vocación suficiente para apalancar en pos de obtener en la arena internacional un tratamiento, no solo beneficioso, sino además digno para sí.

Y es más, pienso que no es que tiene en la actualidad esa vocación, sino que siempre la tuvo. Pero, ¿por qué en el pasado esa aptitud no le permitió colocarse en un lugar de privilegio en la perspectiva de los demás países y en su interés de relacionarse con nosotros? La razón es sencilla. Aparte de que el mundo de hoy no es ni por asomo el de hace veinte o treinta años (interconectado, prevaleciente economía de mercado, sujeción a un sistema de derecho internacional, etc.), el liderazgo de entonces no tuvo la visión suficiente como para colocarnos en un lugar de importancia en el interés de los demás países.

Todos los dominicanos tenemos razones más que suficientes para felicitarnos y alegrarnos por el interés que despierta nuestro país en el ámbito internacional, al punto de que las dos potencias económicas preponderantes hoy día (China y Estados Unidos de América) obran de manera ímproba en interés de hacer negocios con nosotros.

Pero, ¿es lo anterior una situación en la que caímos por obra del azar? En modo alguno. Disfrutamos hoy de las ofertas china y estadounidense para invertir en nuestro territorio, para comprar nuestros productos, y más aún, para cooperar con el avance y sostenimiento de nuestra economía, nuestra democracia, así como con nuestro desarrollo, porque desde el gobierno central se ha pensado una estrategia que ha perseguido y obtenido esa atención internacional de que hoy disfrutamos.

No se podía esperar menos de las aptitudes para el Estado del presidente Medina. Tanto ha sido su éxito en política internacional, que ni sus adversarios han podido regatearlo, admitiendo que todo ello es obra de Danilo, implementando “el poder inteligente” al amparo de su esplendente visión estratégica.

El autor es abogado y politólogo.

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