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EL BULEVAR DE LA VIDA

El PLD vence al PLD

Aunque la crisis de los morados es sumamente confusa, multicausal y entreverada, siempre es posible encontrar indicadores que faciliten el análisis. Por ejemplo, para 2019 el apoyo a una segunda modificación constitucional se ha invertido con relación a la de 2015, ya que el 70% que recibe hoy no es de apoyo sino de rechazo. Justo y lo contrario de lo que pasa con la popularidad actual de Leonel Fernández, si la comparamos con la de marzo 2015, cuando el profesor no terminaba aún de cruzar su Vía Apia.

En la actualidad, el todavía alto nivel de aceptación del presidente Medina -superior al 50%- está muy lejos de aquel 70% por donde andaba la popularidad del mandatario y su gobierno en 2015. Si algo faltaba, existe un acuerdo de 15 puntos, firmado por todo el Comité Político, donde el sector Medina ofrece todas las seguridades y juramentos de que no habrá segunda modificación constitucional, y hasta aceptó que se añadiera a la Constitución un artículo transitorio, al que sólo le falta el nombre de Danilo Medina.

Sepultados ya los tiempos felices de aquel gobierno de 1996 que parecía un triunvirato, con Leonel, Danilo y Temo Montás manejando el día a día de la cosa; hoy, con Medina y Fernández desconfiados el uno del otro, y más chivos que una guinea tuerta con gripe, es tiempo de archivar los egos, y demostrar inteligencia emocional y madurez política para evitar que las ramas del bosque les impidan ver el sol, el mismo astro rey que hoy le señala la historia, pero ellos, ya ven, insisten en mirar el dedo. ¡Ve qué vaina!

Cual PRD de Peña, hoy “sólo el PLD vence al PLD”. Para lograr la hazaña bastaría con que uno de los dos grupos estuviera convencido - y así parece- de que puede llegar a la presidencia o seguir en ella sin contar con el otro, vana ilusión. Y, cuidado, la buena marcha de la economía no da para tanto. Héctor Valdez Albizu es economista y no mago. Lo del partido morado no puede ser otra cosa que una verdadera renovación, una urgente rehabilitación ética... o la marcha hacia la muerte, hacia esa parca en gris que la oposición representa. Aunque, muertecitos de éxitos y ahítos de ganar siempre, quizás ese es el impensable propósito de los señores. Dios sabrá.

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