Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

ORLANDO DICE

Esa calle al final

La reelección y la no reelección como negocio tienen locales en la misma calle, y posiblemente se muden esquina con esquina. La reelección quiere quedarse, la no reelección busca desplazarla.

Siempre el poder, y con los mismos fines. Incluso a ambos les falta sinceridad. Danilo Medina puede declararse en lucha, y ahora se escucha de boca de su hermana Lucía lo contrario de lo que mandó a decir con su compañero Felucho Jiménez.

Jiménez hace rato que abandonó la pista como si dijera, resignado, que sea lo que Dios quiera. Medina, la hermanísima, busca la complicidad de los empleados públicos antes que la confianza de sus compañeros de partido.

¿O será que unos y otros comparten iguales intereses? Leonel Fernández habla con frecuencia, pensando como los latinos que “nulla dies sine línea” (ni un día sin línea), pero tampoco se asume como candidato. “En cualquier circunstanciaÖ” es su mantra, pero se le acaban las palabras y no da el paso que Melaneo Paredes augura o supone. Abrir el camino bueno si la reelección gana el pleito interno.

Los peledeístas no saben cómo salirse del trance fatal, pues en ambos colmados venden arroz y habichuela por el día y por la noche suben la música y solo cerveza y ron.

Unos quisieran colmado, pero se entretienen en el colmadón. Lo más interesante es que tienen el mismo suplidor. Nadie que haya modificado la Constitución puede censurar a otro que igual lo haga. Ninguno que se haya reelegido o repostulado puede criticar al contrario que lo intente.

Lo único verdadero es que mientras los contendientes se mantengan encima del cuadrilátero, uno deberá noquear al otro. Hasta ahora ninguno toca el cuerpo del otro, y la bulla que se oye la provocan los segundos.

Carlos Amarante, sin conocer la dirección de Leonel Fernández, y sabiendo que ni le llegará ni le responderá, le envía una carta que pudo perderse a falta de destinatario seguro.

Sin embargo, la comunicación cumple el cometido de que los leños no se apaguen y el fogón se mantenga en ascuas. Por cada Amarante que provoca, aparece un Rafael Núñez que replica.

En la antigüedad unas heridas se curaban con miel, pero en ocasiones se equivocaba el remedio y se les aplicaba limón y sal. Más o menos en eso se anda ahora.

Tags relacionados